Los países de América Latina y el Caribe necesitan racionalizar su política fiscal y analizar si el costo de los subsidios a la gasolina es mayor que el costo de las mejorías sociales, dijo ayer Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, en Río de Janeiro, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), en algunos países el costo de los subsidios a los combustibles fósiles, que generan gases contaminantes, supera el gasto público en salud. Tal es el caso de Ecuador, que gasta el 6,7% de su producto interior bruto (PIB) en subsidios a la gasolina y destina el 1,3% a los gastos en salud.
Por su parte, Venezuela concede subsidios por el 5,1% de su PIB y gasta en salud el 1,8%.
La reducción de estos subsidios, “además de desincentivar el consumo de combustibles fósiles y reducir los costos ambientales y de salud conexos, mejora la rentabilidad relativa de alternativas energéticas y libera recursos fiscales para su uso en otros ámbitos, como la inversión en educación y salud”, según el documento de la Cepal.
Bárcena asegura que, en el lugar de esos subsidios, los gobiernos pueden destinar esos recursos a incentivos fiscales a las tecnologías limpias, como generadores de energía solar o eólica.
El informe de la Cepal, llamado ‘El desarrollo sostenible en América Latina 20 años después de la Cumbre de la Tierra’, destaca la reducción del porcentaje de la población pobre desde el 48% en 1990 al 30% en 2011, así como una caída de los índices de deforestación de bosques tropicales.