El crecimiento de la economía alemana perderá dinámica por los efectos de la crisis de la deuda europea y se ubicará el año próximo en cerca del 0,9 por ciento, según el informe de un panel independiente presentado hoy al gobierno alemán.
La llamada “Comisión de los Sabios”, revisó a la baja su predicción inicial del tres por ciento de aumento del Producto Interior Bruto (PIB) de la mayor economía de Europa, alegando que aumentan los riesgos. “La eurozona está atrapada en un círculo vicioso de la crisis de la deuda y la crisis de los bancos”, sostuvieron y opinaron que el paquete de medidas dispuesto en la cumbre de la Unión Europea en Cannes sólo servirá para ganar tiempo en la búsqueda de una solución.
Los expertos llamaron a crear un nuevo fondo que ayude a los países en problemas a cumplir con los compromisos de su deuda. “El paquete actual no es una solución sostenible para los problemas de la eurozona”, advirtieron. “Pero abre un corredor de tiempo que los políticos deben emplear para crear una estructura política para la eurozona, caracterizada no sólo por unas finanzas públicas sólidas, sino también por un sistema financiero estable”.
Los pronósticos del panel no difirieron mucho de los publicados por el gobierno, que ya no espera un crecimiento del 2,9 sino del 1,0 por ciento para 2012.
Asimismo, los economistas opinaron que dejar partir a Grecia de la eurozona “no es una solución” para el problema por los riesgos que abriga de desatar el colapso del sistema financiero del país heleno y un salto de la inflación.
Tampoco se mostraron convencidos con la propuesta de la creación de eurobonos o de dotar de mayor protagonismo al Banco Central Europeo.
En su lugar, llamaron a establecer un pacto de reembolso de deuda en virtud del cual los Estados de la eurozona acuerden límites de deuda vinculantes.
Según este modelo, las deudas que superen el tope del 60 por ciento del PIB serían aparcadas en un fondo de reembolso de deuda con responsabilidad compartida.
Al mismo tiempo, serían fijadas las medidas de consolidación que deberían adoptar estos países de modo de cancelar sus deudas en un plazo de 20 a 25 años. Las deudas restantes serían mantenidas en regla mediante topes de endeudamiento nacionales.
Sin embargo, durante la ceremonia de entrega del informe, Merkel se manifestó escéptica sobre esta propuesta argumentando que requeriría numerosas enmiendas de los Tratados de la UE.