El Presupuesto General del Estado para este año proyectó USD 2 571 millones en egresos por subsidios a los combustibles. Es decir, más del 10% de todo el presupuesto se destinó para mantener un precio irreal de los derivados de petróleo en el país.
Para el 2012 se espera que este rubro aumente. Debido a la paralización de parte de la refinería de Esmeraldas se requerirán mayores importaciones de gas doméstico (GLP), gasolina y diésel.
Bajo estas circunstancias, el Estado ha proyectado ejecutar un sistema de focalización del subsidio mediante la implementación de dispositivos como tarjetas inteligentes y chips en los vehículos.
Ello a fin de poner límites al consumo de gas doméstico y gasolina de una familia o un usuario con precios subsidiados.
Es decir, la población tendrá un cupo de consumo de derivados a los precios actuales, y sobre ese límite deberá asumir los costos reales de los combustibles.
El sistema, sin embargo, crea escepticismo entre consultores económicos y profesionales cercanos al sector hidrocarburífero.
El ex ministro de Economía, Mauricio Pozo, indica que un esquema de cupos podría enfrentar tres tipos de problemas.
El primero, el establecimiento de los rangos de consumo para acceder a precios subsidiados podría caer en largas discusiones donde entrarían criterios subjetivos.
En segundo lugar, podría darse la aparición de mercados paralelos. Los usuarios que accedan a los combustibles subsidiados podrían revenderlos a quienes paguen precios internacionales. Y en tercer lugar, la posibilidad de corrupción en cuanto a la asignación de los cupos.
Pozo afirma que un sistema de focalización debe estar diseñado de la manera más simple y transparente posible.
Sugiere que se establezca una fórmula mediante la cual estén atados los precios del gas, el diésel y la gasolina en el país, a los costos internacionales. Ello, a fin de que si estos últimos varían, también lo hagan en el mercado interno.
Para compensar a la población de menores recursos, se podría entregar directamente un rubro para que enfrenten el incremento, explica Pozo.
El jefe del área de Economía de la Universidad del Pacífico, Jaime Cabezas, advierte que los esquemas de entrega de productos mediante cupos se probaron en las economías socialistas y se comprobó que no funcionaron.
Coincide en que el esquema podría ser un caldo de cultivo para actos de corrupción en torno a los funcionarios que manejen los límites de consumo de los combustibles subsidiados.
“La mejor forma de control es la que nace en las propias leyes de la oferta y la demanda, en donde las personas —movidas por los precios reales del mercado— se autolimitan a consumir lo que quieren y pueden pagar.”
El presidente del Foro Petrolero, Jorge Pareja Cucalón, también concuerda en que los esquemas de control pueden ser costosos y generar ilegalidades. Destaca que no se ha tomado una decisión respecto a los subsidios porque tienen un alto costo político.
Los tres expertos son escépticos que el plan de focalización se ejecute a partir del 2012 porque es un año de elecciones
[[OBJECT]]
Las propuestas
2001 – 2002
El gobierno de Gustavo Noboa planteó el uso de cilindros de gas más pequeños y un registro de usuarios de bajos recurso para focalizar el gas. Nunca se concretó.
Febrero del 2003
El ministro de Economía, Mauricio Pozo (foto), realiza el último aumento al precio de la gasolina y el diésel. Pero no se toca el precio del gas.
2003 – 2004
Se propone la entrega del subsidio al gas con el bono de desarrollo o que esté atado a la planilla de luz. Se habla además de un sistema de tarjetas inteligentes y de tiques.
2008 – 2011
El Gobierno habla de la racionalización de subsidios durante el año de la crisis en el 2009. Luego se hace público un informe de focalización pero no se implementa.