En la plaza de San Francisco, en el centro de Cuenca, se congregan a diario cientos de personas que buscan un trabajo. La mayoría en la construcción o agricultura.
A las 06:00 llegan y permanecen durante todo el día hasta que alguien requiera sus servicios, ya sea por días, horas o semanas. Jorge Luis Curi tiene 20 años de experiencia como albañil y no labora desde la semana pasada.
Su último trabajo fue en la construcción de una casa en la parroquia Nulti, al sur de la urbe. Allí estuvo tres semanas. “Es difícil conseguir trabajo fijo porque los empleadores contratan extranjeros que cobran más barato”.
Una situación similar ocurre con el albañil Luis Carchi. “A veces a la semana trabajo dos días y cuando nos contratan para obras grandes nos quedan debiendo”.
Según un reporte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la tasa de desempleo en Cuenca se ubicó en 4,1% en marzo pasado, una cifra mayor a la registrada en marzo del 2010, cuando se ubicó en el 3,7%.
Esto contrasta con la evolución del índice nacional de desempleo, que bajó del 9,1 al 7% en el mismo período, aunque el analista Marcelo Vázquez no cree que exista un descenso en el nivel de desempleo. Al contrario, piensa que subió el desempleo y “eso se comprueba a diario”.
En el caso de Cuenca, considera que la crisis financiera de España y Estados Unidos ocasionó que un número importante de emigrantes del Austro se quedaran sin trabajo en esos países y ellos decidieran retornar a la capital azuaya.
“Las personas que regresaron se incorporaron a la mano de obra local haciendo que el desempleo suba”, sostiene Vázquez.
El ecuatoriano Jorge Valladarez trabajó durante 10 años en España y perdió su trabajo en una constructora privada por la crisis española. “Trabajé en la misma empresa los últimos cinco años y a pesar de que era antiguo y tenía mis papeles de residencia me despidieron porque no tenían para pagarme”, cuenta Valladarez.
Con su esposa regresaron al país en febrero pasado y desde entonces no ha conseguido un trabajo fijo. “El tiempo pasa y aquí la situación está más complicada, no hay un empleo estable”.
Vázquez sostiene que mientras las políticas comerciales y la inversión privada se mantengan alejadas del país, las tasas de desempleo seguirán subiendo. “Varias empresas se vieron obligadas a cerrar sus puertas o trasladarse a otros países”.
Él considera que también hay otros factores para el aumento del desempleo en la capital azuaya. Uno de los principales es la gran cantidad de extranjeros que copan el mercado laboral, “dejando sin trabajo a los obreros locales”.
Solo en la capital azuaya, desde el 21 de marzo, el Ministerio de Relaciones Laborales entregó 260 visas de trabajo a peruanos. En el 2010 dio 10 visas. Se estima que más de 7 000 peruanos laboran en Cañar y Azuay.
Para el obrero Felipe Carpio, el ingreso de peruanos les perjudica porque ellos cobran menos. Un ecuatoriano que sea considerado maestro de obra gana unos USD 120 a la semana. Un oficial (ayudante) de USD 70 a 80.
En cambio, un peruano trabaja hasta por USD 70 la semana y los oficiales cobran 30. “Ellos pueden vivir con eso porque cambian a su moneda. Nosotros no vivimos con eso”, dice Fernando Sánchez.
Él y Carpio llegan todos los días a la plaza de San Francisco. También asisten a la Bolsa de Empleo del Municipio, donde sus directivos aseguran que colocaron unos 1300 obreros en empleos temporales durante el último año.