Con un escenario adverso en el mercado petrolero internacional es previsible que se modere el crédito en el sistema financiero, el cual se ha flexibilizado en la época de bonanza petrolera.
Con altos precios del petróleo en los últimos cinco años, el Gobierno no se ha limitado en sus gastos, inyectando una gran cantidad de dinero en la economía, que ha ido a parar a los bancos públicos y privados.
Eso ya ocurrió durante el reciente ‘boom’ petrolero del 2008, cuando los precios del crudo llegaron a niveles de USD 120 por barril.
De la mano de un enorme gasto público, los depósitos de la banca crecieron vertiginosamente y se convirtieron en créditos, buena parte destinados al consumo de una clase media en crecimiento.
Pero la crisis de finales del 2008 e inicios del 2009 derrumbó los precios a niveles por debajo de USD 30, con un impacto inmediato en el crédito bancario.
El Gobierno tuvo que priorizar sus gastos en inversión pública, los depósitos en la banca empezaron a caer y los créditos prácticamente se frenaron en el 2009.
El ‘boom’ petrolero se repitió en el 2010 y con mayor fuerza el año pasado, con un precio del barril de USD 97 en promedio. Este nuevo ‘boom’ estuvo acompañado de más crédito de consumo, el cual creció 35% el año pasado.
En los primeros cuatro meses de este año, el promedio del barril de petróleo fue de USD 106, pero el escenario ha empezado a cambiar desde mayo pasado.
El crudo nacional se vende ahora en USD 86 por barril, un nivel que quitará dinamismo a la entrega de créditos.