Entrevista del día a Diego Raza, consultor en fortalecimiento institucional del sector público
¿Qué impacto tendrá la reestructuración de personal que se registra en el sector público desde el 2011?
Primero hay que decir que este no es un proceso de ahora. El interés por profesionalizar la gestión del sector público se inició hace unos 10 años.
¿Qué resultados ha dado este proceso en una década?
La idea central de todo esto es responder a una demanda social de mejores servicios y mayor atención al ciudadano. Para eso se han producido dos cosas: la concepción estratégica de las instituciones y la profesionalización del talento humano.
¿Los burócratas de hoy tienen otro tipo de formación?
En esta década más personas del sector público han ingresado a las universidades para obtener títulos de tercer y cuarto nivel. Lo importante es que el número de estudiantes sigue creciendo y son gente que apunta a las distintas jerarquías: bases, mandos medios, directores, etc.
¿La capacitación de los funcionarios garantiza un mejor servicio público?
La capacitación debe ir acompañada de procesos de evaluación del impacto. Creo que se ha superado la forma de evaluar en la que un funcionario decía que hizo 10 cursos y cumplió con el plan. Ahora se evalúa cómo esa capacitación permitió al funcionario realizar mejores tareas y dar mejor servicio.
¿Qué pasa cuando la gente recibe esa capacitación y sigue dando un mal servicio? Los ciudadanos se siguen quejando de ello.
El mal servicio no se va a mejorar automáticamente. No se logrará solo con capacitación sino con la recuperación de la institucionalidad pública. Al tener el servicio público, en general, una mejor imagen, el trabajador ganará credibilidad. La mejor atención se logra a través de progresos en gestión estratégica, estructuras organizacionales, etc., cosa que se ha dado en algunas entidades.
¿Los despidos que ha venido aplicando el Gobierno, bajo el argumento de mejorar la atención al público, es la solución?
Los mecanismos como la compra de renuncias son los últimos cartuchos de un proceso de reestructuración. Es la última opción a la que se debe recurrir. Estoy convencido de que las personas pueden reaccionar con un buen proceso de capacitación y motivación para dar un mejor servicio.
¿Los despidos garantizan un mejor servicio público?
Los procesos de talento humano en general, no solo los despidos, no ‘garantizan’ sino que ‘contribuyen’. Muy difícilmente se puede garantizar algo con medidas como esa. Aunque el Gobierno pretende mejorar indicadores claves a través de estos procesos.
¿Qué peso tiene el ingreso de gente joven y formada a la burocracia?
La juventud y la formación son elementos importantes para determinados trabajos, pero en otros pesa muchísimo la experiencia. En procesos judiciales, por ejemplo, además del conocimiento se necesita amplia experiencia. Esto le genera al servidor la capacidad de reaccionar ante determinadas situaciones.
¿En qué puestos deberían estar los jóvenes?
Las personas deben empezar desde lo más bajo. Claro está, siempre en el área relacionada a los conocimientos que obtuvo durante su formación universitaria.
¿Qué características debe tener el sector público al que se debe apuntar?
Un sector que identifique las necesidades del ciudadano, que conozca los procesos se van a aplicar para atender las demandas, que sea capaz de responder a esas tareas, que maneje la tecnología y, sobre todo, que cuente con autoridades comprometidas.
¿La resistencia al cambio se soluciona con los despidos?
Siempre va a existir resistencia al cambio, tanto en los sectores público y privado. Es entendible que el funcionario tenga miedo al cambio. El Gobierno debería acompañar al trabajador, a través de campañas de sensibilización, para que comprenda que ciertos procesos son necesarios y que se sea partícipe de las mejoras.
¿POR QUÉ ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia. Docente de la Universidad Andina. Coordinador de la especialización superior en dirección de personas.
Su punto de vista. La reestructuración de la burocracia es un proceso que lleva 10 años.