Años atrás, cuando se hablaba de que había colombianos invirtiendo en propiedades en Panamá y en Miami, se sospechaba que parte de ese dinero provenía de los carteles de la droga. Hoy, las inversiones colombianas en el exterior son muchas, legítimas y crecientes.
Las compañías colombianas están abriendo sus billeteras, comprando empresas en el extranjero e invirtiendo en sectores como electricidad, tarjetas de crédito y bancos, así como en petróleo.
La inversión extranjera directa de Colombia en el extranjero se disparó a USD 6 500 millones el año pasado desde menos de USD 1 000 millones en el 2007, superando la inversión extranjera de Brasil y México, los dos mayores mercados de América Latina.
Los menores impuestos corporativos de países del extranjero y la posibilidad de diversificar cada vez más el riesgo fuera de las fronteras de los ya saturados mercados locales han ayudado al incremento de la inversión en el exterior, según analistas.
Las empresas colombianas también gozaron de alzas en sus calificaciones, lo que les reduce el costo del crédito, para financiar eventuales adquisiciones.
A nivel local, el otorgamiento del grado de inversión fue bien recibido como una señal de que Colombia ha superado su estigma de estar atrapada entre una guerra civil contra la guerrilla y la violencia de los carteles de la cocaína.
En la última década, Washington inyectó cerca de USD 7 000 millones en ayuda, la mayoría de ella destinada a apoyar a las fuerzas de seguridad. Esto estimuló a petroleras y mineras a invertir en el país. En el primer trimestre de este año, la inversión extranjera neta total que entró a Colombia superó a la puesta en el extranjero por USD 2 190 millones, lo que colaboró en la fortaleza del peso.
La inversión extranjera directa de Colombia en el exterior como porcentaje del PIB, que fue de cerca del 2,7% en el 2010, supera a Brasil y México.