Las amenazas del Gobierno ecuatoriano de abandonar la Comunidad Andina (Can) se esfumaron en una cumbre presidencial, de aquellas que tanto critica el Gobierno porque no resuelven nada.
La más reciente, realizada en Bogotá el martes pasado, terminó con la voluntad política de cumplir siete puntos, como también suele pasar en las cumbres presidenciales.
El primer punto de los compromisos de los cuatro presidentes andinos fue reiterar el compromiso de “fortalecer” la Can y dar “pleno” cumplimiento a la normativa comunitaria, particularmente a aquella sobre el libre tránsito de transporte terrestre.
¿Era necesario una cumbre presidencial para eso? Y si era necesaria, ¿por qué no se definieron los mecanismos para ese fortalecimiento?, ya que son conocidas las diferencias dentro del bloque respecto a la apertura comercial.
El objetivo de Ecuador era pedir apoyo a los vecinos para que ayuden a vender a los mercados que ellos ya abrieron en EE.UU. y la UE.
Asimismo, si el compromiso en la cumbre presidencial fue dar “pleno” cumplimiento a la normativa andina, ¿por qué el Gobierno ecuatoriano aplica un Impuesto a la Salida de Divisas, que está prohibido porque restringe las importaciones del bloque andino?
El resto de puntos de la declaración trata sobre la reingeniería de la Can, la convergencia futura con el Mercosur y la Unasur, la integración energética, entre otros. Llama la atención que estos puntos no hayan tenido el impulso cuando Ecuador tuvo la presidencia de la Can.