China se convirtió en un atractivo financista para el Estado ecuatoriano. Entre el año pasado y el actual, unos USD 2 500 millones en crédito fueron dirigidos a proyectos petroleros e hidroeléctricos. Otros USD 500 millones se han invertido en el área de la minería.
En este último sector, el gigante asiático compró empresas mineras, pero dentro de cinco años aquella inversión podría quintuplicarse, según las proyecciones de la Cámara de Comercio Ecuatoriano-China (CCECH).
La participación activa de China marca una tendencia en América Latina. Eso abrió un debate entre los beneficios y las sensibilidades que existen en su entorno.
Vicente Wong, presidente de la CCECH, asegura que no hay que temer a la presencia de una economía en crecimiento. Aunque recomendó que más que como país, a China se la analizara como una región, debido a su gran mercado y potencial económico.
De allí la necesidad de la unión de países vecinos, para ofrecer volumen. Aunque Chile, Perú y Costa Rica tienen mayores ventajas, a través de tratados de libre comercio, según Wong.
Wim Diercksens, investigador del Departamento Ecuménico de Investigaciones (Costa Rica), cree que China motivó a Latinoamérica a seguir como proveedor de materias primas. Ello frena la necesidad de ampliar su oferta hacia bienes industrializados.
Eso es algo que refuta Wong, pues cree que es parte de un proceso de complementación económica, que dentro de pocos años apuntará a otros sectores, siempre que haya las garantías para seguir invirtiendo.
“China, a diferencia de los países occidentales que miden los indicadores de riesgos y de evolución política de un país, está concentrada en buscar lo que necesita para su futuro. Con Ecuador guarda las mejores relaciones”.
Según cifras del Banco Central, el 70% de las exportaciones ecuatorianas a China correspondió a aceites crudos de petróleo o mineral bituminoso en 2010.
“Solo se entrega y entrega, pero hay que recordar que los recursos naturales no son renovables. Si mañana, América Latina quisiera emprender un proyecto propio, ya no habrá recursos para montarlo”, advirtió Diercksens en una reciente visita a Guayaquil.
China no solo está para financiar proyectos estatales. En los últimos años ha abierto su mercado a productos de la región latinoamericana, enfocados básicamente -después de petróleo y minerales- a los alimentos y aquellos productos que ayuden a instaurar sistemas energéticos alternativos.
La industria bananera tiene grandes expectativas en ese mercado, pero hay reparos.
“El problema de China es que aplica un arancel del 10% al banano que compra fuera de Filipinas. Con un arancel diferenciado, podríamos ofrecerles 200 000 cajas semanales”, expresó Eduardo Ledesma, presidente ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador (AEBE).
En 2010, las ventas de banano al país asiático representaron el 0,26% de las exportaciones.
La demanda de alimentos surgió tras cambiar su economía agrícola por la industrial y de servicios. Mientras el PIB agrícola de China llega a 10%, en los años 80 este era 50%, dijo Wong.
Pero hay debilidades entre ambos mercados. El Ecuador vende poco y compra mucho a China. En el 2010 hubo un déficit comercial de USD 1278 millones, mientras que la Inversión Directa desde China decrece. Un estudio de Pro Ecuador muestra que en el período 2007-2009 tuvo una tasa decreciente media del 18,5%.
Para fortalecer unos segmentos y abrir a otros, anoche fue inaugurada la Expo China 2011.
Siete subpartidas potenciales
El Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Pro Ecuador) identificó siete subpartidas de productos nacionales, que tienen ventajas en el mercado chino.
Constan: maderas aserradas, frutas congeladas, glicerol en bruto, jugo de frutas/legumbres u hortalizas, pasta de cacao sin desgrasar, las demás maderas tropicales y cables para electricidad.
El resultado surgió luego de un análisis del Índice de Ventajas Comparativas Reveladas (IVCR), mediante el cual se determinó en cuáles de los productos que actualmente exporta Ecuador a China hay una oportunidad de seguir creciendo. Y también cuan ventajoso es para Ecuador exportar estos productos hacia China, considerando el comercio bilateral y sus importaciones desde el resto del mundo.
Un ejemplo de potencial exportación entre las maderas es la balsa. Se la requiere para fabricar, básicamente, los molinos de viento que generan energía eólica.
En 2010, las ventas de virola y balsa sumaron USD 28 millones; tres años antes no se llegaba a USD 500 mil, según el Central.
En la actualidad, Ecuador exporta un total de 101 partidas arancelarias a ese mercado asiático, según Pro Ecuador.