Desde la carretera, siete kilómetros adentro, las camionetas donde viajaban los funcionarios pasaban más de cuatro grandes charcos que cubrían las llantas. Fue en la hacienda Isabela, en Durán (Guayas).
Alrededor, hombres y mujeres con botas de caucho, camisas mangas largas, sombrero y machete en mano avanzaban hasta un punto ‘seco’. Al pie de una casa de caña, se inició el jueves el censo para identificar a los perjudicados por el crudo invierno.
Emilio Ponguillo ya hacía fila para responder al censo. Amada Solórzano, técnica del Ministerio de Agricultura, le realizaba preguntas incluidas en ocho secciones dentro de la papeleta. Por ejemplo, ubicación geográfica del predio, datos de la persona productora, del predio, sobre cultivos afectados o perdidos.
También les preguntan si están dispuestos a reconvertir sus cultivos, si tienen producción pecuaria afectada, luego hay un espacio para la firma del productor y en otra sección lo hace el censador.
Pero no es suficiente con el testimonio de los agricultores. El subsecretario de Agricultura del Litoral, Carlos Emilio Vélez, explicó que cada censador lleva un GPS para registrar la ubicación georreferencial del predio que el agricultor atribuye como suyo.
De esa forma, el Gobierno busca entregar la ayuda a la persona realmente damnificada y no a quienes digan que tienen cultivos perdidos y no les pertenece.
Vélez indicó que el censo debe estar listo la próxima semana y de esos resultados se desprenderá un plan emergente. Este consistirá en entregar semillas, fertilizantes y asesoría técnica.
Al día, las brigadas levantan un promedio de 400 boletas censales. En la provincia de Los Ríos llegan a 500.
La recolección de datos, el jueves, no avanzó más allá de los 7 kilómetros recorridos en medio de lodo y cultivos inundados, por falta de logística. Ese día, el contingente de militares con su respectiva movilización no llegaba a Guayas, como sí sucedió en Manabí.
Según Vélez, las Fuerzas Armadas se unirán al trabajo en Guayas y Los Ríos muy pronto.