La Ley Hipotecaria está mal diseñada y no mitigará los riesgos de que se produzca una burbuja especulativa en el sector inmobiliario ecuatoriano. ¿Por qué?
Las burbujas ocurren en mercados altamente líquidos y donde la demanda es inelástica al precio, es decir, donde la gente sigue comprando aun cuando tenga que pagar más por el mismo bien. Por tanto, si la autoridad quisiera evitar la formación de burbujas especulativas debería, antes que nada, impedir que el dinero circulante sufra aumentos desmesurados e impredecibles, como ha ocurrido en el país durante los últimos años.
Pero en vez de controlar el gasto público –el instrumento que tiene el Gobierno para regular la liquidez– con la Ley Hipotecaria el Ejecutivo está forzando a los bancos a concentrar sus créditos de vivienda en los segmentos más caros, es decir justo aquellos donde hay un terreno más fértil para la formación de burbujas inmobiliarias, porque allí los precios tienen más espacio para subir.
Incluso en el segmento de viviendas de hasta 146 mil dólares –que es el tope hasta el cual se aplican los supuestos beneficios de la Ley Hipotecaria– se está creando un incentivo para la especulación inmobiliaria porque habrá presión para que los avalúos comerciales de ese tipo de viviendas se inflen. Esto, para que los potenciales compradores puedan compensar la restricción crediticia que sufrirán inevitablemente tras la aprobación de ese nuevo cuerpo legal.
Como la Ley Hipotecaria hará que los bancos bajen los montos y los plazos de los créditos para vivienda a sectores de ingresos medios y bajos, un número más reducido de personas pertenecientes a aquellos sectores tendrá casa propia. Esto creará un incentivo para que los arriendos suban, contribuyendo, de esta forma, a la formación de burbujas inmobiliarias, porque la apreciación de los arriendos sube el valor de los bienes inmuebles.
En vez de atacar la causa de posibles burbujas inmobiliarias –que es el crecimiento excesivo del circulante– la Ley Hipotecaria diseñada por el Gobierno afectará a quienes supuestamente son su razón de existir: los sectores medios y los más desprotegidos.
En el caso de los automóviles, la Ley Hipotecaria incentiva el riesgo moral porque habrá más de un avispado que quiera ‘comprar’ un auto, darle un uso intensivo durante 6 meses y devolverlo en calidad de chatarra sin quedar debiendo un centavo a nadie por aquello. Como es obvio, el costo del crédito y las primas para asegurar este tipo de carros subirán.
Esto sucede cuando se legisla con el hígado y únicamente para afectar los intereses de grupos específicos, esta vez los banqueros, ese sector tan despreciado por los militantes de la ‘revolución ciudadana’.