Todos se lavan las manos y se culpan entre sí dentro de la Comisión de lo Económico de la Asamblea. Asambleístas de oposición y del oficialismo se lanzan acusaciones mutuas por dejar el tratamiento de la reforma tributaria en el limbo.
Ayer, los pasillos de la Asamblea se transformaron en una especie de cuadrilátero, donde cada uno de los ‘púgiles’ arremetió con acusaciones. El primero en ‘golpear’ fue el presidente de la Comisión, Francisco Velasco, quien mostró un video donde demuestra cómo el opositor Ramiro Terán abandonaba la Comisión, la noche del pasado 1 de noviembre, para evitar que haya quórum.
Para ese día, a las 18:35, Velasco había convocado para conocer y votar el informe que debía ser presentado al Pleno para su debate. Pero solo estuvieron cinco asambleístas (del oficialismo) y, al momento de instalar la sesión, también estaba sentado Terán, según se observaba en el video.
Pero justo en el momento de iniciar la reunión, el asambleísta del Movimiento Popular Democrático (MPD) abandonó el lugar. Velasco esperó unos cuatro minutos y clausuró la reunión.
“Pudieron haber entrado y pedido el cambio del orden del día o cualquier otra propuesta. Pero no lo hicieron. Habríamos tenido un informe, cualquiera que se hubiera votado ese día, para presentarlo en el Pleno de la Asamblea”, señalaba efusivamente Velasco.
Luego, dijo que pidió la sanción económica al departamento financiero de la Asamblea y remitió al Consejo Administrativo de la Legislatura (CAL) un informe de lo que sucedió ese día.
Terminada la versión de Velasco, que se desarrolló en el tercer piso de la Asamblea, donde funciona la Comisión, la oposición lanzó inmediatamente su “jab”, en la planta baja del edificio.
Todas las miradas apuntaban sobre Terán, quien de forma vehemente arremetió contra Velasco y lo acusó de “haber montado una práctica mañosa como en la antigua partidocracia”.
Terán no fue claro en explicar por qué salió esa noche de la Comisión y la dejó sin quórum. Insistió en que Velasco debía haber vuelto a llamar cualquiera de los otros dos días que aún quedaban como plazo, es decir, hasta el miércoles 3 de noviembre.
Bajo esa misma tesis, Sylvia Kon, Patricio Quevedo y Salomón Fadul, dieron su golpe minutos más tarde. Y añadieron que dijeron a Velasco que convoque cualquier otro día, que estarían dispuestos a atrabajar en feriado. Velasco refutó diciendo que jamás se le acercaron a pedir nada.
En medio de este escenario, el asambleísta Andrés Roche, quien estuvo presente ese día para presenciar la votación, señaló que “los asambleístas de oposición deberán explicarle al país por qué no se presentaron a votar en un proyecto de tanta importancia”.
Los legisladores opositores no son claros en explicar por qué no ingresaron y más bien mantienen firme su postura de que Velasco actuó de forma mañosa.
“Siempre hemos esperado como una hora para que los asambleístas oficialistas lleguen cuando se tratan estos temas importantes. Pero ahora, Velasco en cuatro minutos clausuró la sesión y no pudo esperarnos”, dijo Kon.
Y mientras los 11 asambleístas pelean, el tiempo para que la reforma tributaria entre por el Ministerio de la Ley se acerca. Hasta el 24 de noviembre, la Asamblea debería pronunciarse.
Para Velasco , el Código Orgánico de la Función Legislativa establece que debe haber el informe de la Comisión y dos debates en la Asamblea. Si no hay, el tiempo transcurre y, terminado el tiempo entra por el Ministerio de la Ley.
Mientras que para la oposición, el Pleno de la Asamblea es el órgano superior donde se resuelven estos problemas. Por ello van a presentar hoy un pedido para que se analice el problema y se pueda debatir la reforma en el Pleno, con el texto del paquete que envió originalmente el Ejecutivo.
Para que eso suceda, la oposición primero deberá contar con 63 votos para analizar su pedido. Y luego, otra vez votar y tener esa mayoría para poner la reforma en el debate del Pleno.
En todo este panorama, el director del Servicio de Rentas Internas (SRI), Carlos Marx Carrasco, ya vaticinó que la reforma pasará por el Ministerio de la Ley. Esta situación fue duramente criticada por los asambleístas tanto de oposición como el propio Velasco.