La fórmula propuesta por los acreedores privados franceses para participar en un nuevo plan de ayuda a Grecia recuerda, en algunos aspectos, al mecanismo de los “Brady Bonds”, inventado por el Tesoro estadounidense en los años 80 para aliviar la deuda de los Estados latinoamericanos insolventes.
En 1989, Estados Unidos puso en marcha una respuesta global al problema de insolvencia de varios Estados, tras el fracaso de las negociaciones con los acreedores.
México inició este movimiento al anunciar por telex el 22 de agosto de 1982 a los grandes centros financieros que se declaraba en suspensión de pagos.
Le seguirían, aunque de diferentes formas, Argentina, Ecuador, República Dominicana, Brasil, Chile y Costa Rica, en América Latina.
Pese a la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la adopción de medidas económicas, varios de estos países se enfrascaron en negociaciones interminables con sus acreedores.
Este bloqueo repercutía en el crecimiento e impedía que estos países accedieran a los mercados para obtener préstamos de bancos extranjeros. Por esta razón, a los años 80 también se les denomina la “década perdida” en America Latina.
Estados Unidos, cuyos bancos eran los principales prestamistas de estos países, abogó por la reestructuración en profundidad de la deuda para garantizar su reembolso.
Acreedores y Tesoro estadounidense definieron entonces nuevos tipos de títulos, para intercambiarlos por los títulos emitidos por estos Estados.
Los nuevos títulos, que tenían un descuento o a una reducción del tipo de interés con relación a los antiguos (lo que suponía una pérdida para los acreedores) estaban garantizados por los títulos estadounidenses en reserva.
Esta garantía los hacía más interesantes que los antiguos, pese al descuento, ya que en caso de nuevo impago, los acreedores obtendrían los títulos estadounidenses.
La operación sería un éxito y la fórmula fue utilizada más allá de América Latina. En total, benefició a 18 países.
Según un documento del Fondo Estadounidense de Garantía de Depósitos (FDIC, cerca del 32% de la deuda exterior total de estos países se redujo por este procedimiento.
La propuesta francesa tiene en común con los “Brady Bonds ” el principio de garantía que hacen estos nuevos títulos más seguros.
En cambio, es muy diferente en la medida en que no representa un intercambio, sino una compra después de un reembolso, donde no integra descuento.