La Unión Europea (UE) y Ecuador lograron avances en la negociación de un acuerdo comercial durante la segunda ronda de diálogos, que concluyó el viernes, 28 de marzo, en Manta, informó el Ministerio de Comercio Exterior.
“En todas las mesas se realizaron avances. Si bien éstos no fueron uniformes, el balance final de la II Ronda es positivo, pues se han superado muchos de los problemas que habían demorado los trabajos en las semanas anteriores”, señaló la cartera en un comunicado.
Las delegaciones abordaron en este encuentro temas relacionados con marcas de origen, acceso a mercado de bienes industriales, de agricultura, de servicios, y contratación pública.
“La mesa de jefes negociadores avanzó significativamente en la revisión del texto del acuerdo y de los pies de página, que le permitirán al Ecuador obtener el trato diferenciado que corresponde a su condición de país de menor desarrollo”, indicó el ministerio.
Las delegaciones, que todavía no han fijado una fecha para el cierre de las negociaciones,sesionaron en Manta tras reanudar los diálogos en Bruselas, en enero pasado, tras un suspensión de poco más de cuatro años.
Para Ecuador, que se apartó del Tratado de Libre Comercio (TLC) que suscribieron sus vecinos Perú y Colombia con los europeos, es importante sellar el pacto debido a que la UE es el segundo mayor mercado de sus exportaciones no petroleras y la tercera fuente de importaciones.
En 2013, las exportaciones ecuatorianas hacia la UE crecieron en 24%, para ubicarse en 3.051 millones de dólares. Las importaciones sumaron 2,780 millones (0,3% más que en 2012), de acuerdo con Quito.
Los empresarios ecuatorianos apoyan un acuerdo comercial ante la posibilidad de que la UE excluya al país de su sistema de preferencias arancelarias el próximo año, mientras los sectores agrícola, farmacéutico y de la pequeña industria -favorecida por las contrataciones con el Estado- temen salir perjudicados.
Quito es renuente a ceder en temas como el de compras públicas, un sector que mueve 10 000 millones de dólares al año y que beneficia a pequeñas y medianas empresas ecuatorianas. El gobierno ha advertido que una mala negociación de ese punto podría obligar al Estado a comprar a industrias europeas los mismos productos que fabrican las locales.
El año pasado, Ecuador renunció a una parte de las preferencias arancelarias que le concedía Estados Unidos -su principal socio comercial- por discrepancias políticas, y compensó a los exportadores por la pérdida de esos beneficios, que alcanzaban los 23 millones de dólares anuales.
Con los europeos, en cambio, el perjuicio económico rondaría los 450 millones de dólares.