Alemania quiere convencer al resto de Europa que adopte por las buenas o las malas su modelo económico durante la cumbre que se inicia la noche de este jueves en Bruselas, incluso si tuvo que hacer ciertas concesiones a la presión de Francia.
“Por primera vez en la historia de la Unión Europea, Alemania es el líder indiscutido mientras que Francia es la número dos” y debe “seguirla”, opinó Charles Grant, analista del Center for European reform, en un estudio reciente.
“Incluso si las cumbres frecuentes entre (la canciller) Angela Merkel y Nicolas Sarkozy dan una idea de que están a la par”, la diferencia de peso entre los dos países forzaron a Francia a “aceptar que Alemania lleva la posta en el terreno económico”, consideró.
Asfixiados por una prolongada crisis de deuda, los europeos están a punto de aceptar cambios que reescribirán la historia europea.
En el futuro, los países europeos podrían incorporar en su Constitución una “regla de oro” que establece que si las cuentas sobrepasan el déficit máximo (3% del PIB), el país sería sancionado de forma automática.
Alemania busca una reforma profunda — con reuniones mensuales entre los países de la Eurozona mientras dure la crisis — que contempla una reforma de los Tratados Europeos, con sanciones automáticas a los países que no respeten el límite del déficit público del 3% del PIB.
¿Una “unión fiscal alemana”?, se interroga Guntram Wolff en un análisis publicado por el instituto Bruegel, un centro de reflexión basado en Bruselas.
Pero estos cambios no saldrán baratos. “Es increíble que los alemanes se crean que son ellos los que tienen la verdad, que deben pagar los otros”, mientras que sus cuentas públicas tampoco son relucientes, dice el jefe del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
Las exigencias de la canciller alemana Angela Merkel provocaron incluso la indignación en Francia. El socialista Arnaud Montebourg avivó la polémica al hablar de una “política a la Bismarck”.
“Hay solo una estrategia: la alianza entre Francia y Alemania”, retrucó el presidente Nicolas Sarkozy. “Invito a los que critican esa alianza a decir a qué país proponen: ¿Italia? ¿España?”, lanzó.
Pero Berlín tuvo que hacer varias concesiones frente a París.
Alemania quiera confiar a la Comisión Europea la competencia exclusiva de imponer sanciones a los países laxistas, según una fuente europea. Pero debió renunciar a la idea.
La canciller quería además que el Tribunal de Justicia Europeo pudiera sancionar a los infractores y también aceptó que los bancos privados queden al margen de la reestructuración de las deudas soberanas, con la única excepción de Grecia.
“Esa exigencia alemana (una mayor participación del sector privado en las reestructuraciones de la deuda) como lo vimos con Grecia, fue un grave error y no hizo más que echar más aceite sobre el fuego”, opinó un responsable europeo que pidió el anonimato.
Alemania además debió aceptar a la idea de una especie de “Fondo Monetario Europeo” para la Eurozona, con mecanismos de solidaridad financiera inimaginables hace algunos años. Y ahora parece en camino de aceptar, aunque de mala gana, que el BCE intervenga cada vez más en el mercado de la deuda, rescatando a los países que así lo requieran.