Las papas fritas y la carne para la hamburguesa integran un menú de desacuerdos y falta de comunicación entre el Gobierno y las empresas, en un debate sin un invitado especial: el consumidor.
Ejemplos a la vista. Desde noviembre pasado, en medio de un déficit comercial, el INEN -con base en la resolución 116 del Comex-, aplica una disposición que exige más calidad e información del producto importado, ante todo, el de consumo masivo. Su argumento: cuidar la salud.
La sorpresiva vigencia de la norma desarmó los planes del importador -de cosméticos y alimentos principalmente-, y esos artículos están parqueados en las aduanas y su comercialización puede afectarse.
Esta medida parece reeditar lo que pasó en junio del 2012. Allí, el Comex impuso cupos a las importaciones de celulares, vehículos…, que alteraron los planes corporativos. La protección de la salud y el crecimiento de las importaciones justificaron esa decisión. El resultado fue caída de la oferta y un aumento de precios.
Hoy, que se quieren sustituir importaciones, sector público y privado deben ir juntos, pero andan dispersos. Cuando el Gobierno toma medidas sin consultar al otro se termina afectando al consumidor.