Seis meses después de que estallara la crisis en Grecia, los mercados no logran tranquilizarse y la zozobra continúa, pese a los drásticos ajustes puestos en marcha por las economías europeas.
Desempleo de la Eurozona en más del 10%, déficits públicos desbocados, Grecia ante el fantasma del ‘default’ (moratoria de su deuda externa), la solvencia de España y Portugal amenazadas, medidas de ahorro draconianas en Alemania, el euro en su mínimo histórico: es la fotografía de una crisis en la que ni siquiera el plan de choque aplicado ha logrado disipar la incertidumbre.
Sin embargo, los 27 socios de la Unión Europea (UE) están conscientes de que llegó la hora de ajustarse el cinturón. Y eso pasará factura al Ecuador en el corto plazo, señala el analista de mercados Francisco Grijalva.
“Un problema, en apariencia lejano, lo sentimos más rápidamente en este mundo global, donde todo está encadenado. El principal afectado será el exportador, no tanto por la relación euro-dólar, porque muchos transan en dólares, sino por una disminución del volumen de los pedidos de compra. Los países europeos, al verse obligados a ahorrar, demandarán menos. Y, obviamente, pueden fácilmente prescindir de nuestras bananas, por ejemplo”.
España, Italia, Irlanda, Portugal y ahora la misma Alemania, que presentó ayer un plan con el que quiere ahorrar 80 000 millones de euros hasta el 2014 y que, si se aprueba será el más duro desde la Segunda Guerra Mundial, han venido reajustando sus presupuestos para hacer frente a los altos déficits, que provocan la crisis.
Según el asesor de negocios internacionales, Xavier Valencia, “el problema que se nos viene es una contracción de la demanda. Es como en un hogar común y silvestre, cuando tienes que ahorrar, necesitas recortar gastos que no los consideras prioritarios. En macroeconomía es igual. La UE, al verse obligada a ahorrar, analizará mejor qué comprar y qué no, destinará menos dinero para ayudas a terceros países, etc. En definitiva, la crisis en Europa es, sin duda, una crisis global”.
Una crisis que se ha visto reflejada ya en una contracción de los precios internacionales del petróleo y de una debilidad del euro con respecto al dólar. El crudo cayó más de un 4% el pasado viernes -ayer se estabilizó- en medio de preocupaciones de que la lenta recuperación económica podría afectar la demanda mundial de combustibles. “Los compradores van a ser extremadamente cautelosos tras ser golpeados en el mercado la semana pasada”, dice Peter Beutel, presidente de Cameron Hanover, en Connecticut.
Y, al ser el Ecuador una economía que depende mayormente de sus exportaciones petroleras, el temor también es latente. Para el catedrático de Economía, César Jaramillo, el país es vulnerable por depender no solo del petróleo, sino de bienes primarios.
“Hacia Europa enviamos bienes primarios y hay muchos que no son tan prioritarios para el consumo europeo. El caso del petróleo quizás es excepcional, por ahora. El grueso va para EE.UU. y los países asiáticos. Pero eso no implica que Europa en el futuro demande menos y eso afecte a todo el mercado petrolero. Por ende, veo aún mayor contracción de los precios en seis meses”.
Por su lado, la moneda europea también sigue debilitándose frente al dólar, por lo que, según la consultora financiera María Isabel Córdova, eso presionará aún más sobre las decisiones de los emigrantes ecuatorianos afuera.
“España e Italia son fuertes remitentes de remesas ecuatorianas. Al haber desempleo y tener un euro más débil, los emigrantes también entrarán en un plan de ahorro, enviando menos dinero. Por ende el circulante baja”.