El primer vistazo al Partenón desde el pie de sus columnas recompensa gran parte del esfuerzo para llegar a Grecia. La segunda emoción que capitaliza el ‘sacrificio’ es más bien una que evoca a la alegría del alma.
Esa compensación es ver a personas sentadas frente al mar Mediterráneo, en silencio, con sus ojos cautivados por la belleza del horizonte. Los hombres de más edad, al menos en los pequeños poblados costaneros, suelen estar vestidos con trajes oscuros y cachuchas. Grecia tiene esa mezcla de imágenes vivas y vestigios de la inmensa cultura helena.
La primera recomendación que llega a oídos de los turistas es ir al barrio Plaka. Está lleno de tiendas, restaurantes, quioscos, al caer la tarde, en el verano, suele estar atestado de visitantes. Una guía es muy necesaria, ahí, por ejemplo, uno se entera que Plaka es también conocido como el barrio de los dioses; se levanta al pie de la Acrópolis. Las calles son enredadas y sus nombres, escritos en griego, son difíciles de memorizar, incluso visualmente.
En las zonas turísticas es fácil que alguien ayude con direcciones o indicaciones para llegar a uno u otro lugar; la cosa se complica en sitios más alejados de las zonas turísticas, le gente habla exclusivamente griego y si el visitante pide ayuda, la recibe un poco a señas y con amabilidad, aunque las direcciones no suelen ser exactas o incorrectas. Eso hace recordar aquella frase que se suele utilizar en Latinoamérica: “aquisito nomás es”.
No se necesitan muchas direcciones, desde Plaka, para subir a la Acrópolis. El único obstáculo en el verano puede ser el imperdonable calor mediterráneo. “Si va en el verano a Grecia, no se le ocurra subir al mediodía a la Acrópolis”, dice la guía para mochileros Trotamundos Grecia. Pero puede ser un error leer eso cuando ya se encuentra dentro del complejo. La única solución es comprar un cara botella de agua en la entrada.
El calor es intenso. En el verano, llega a 42 grados centígrados y por eso en esta época del año, luego del mediodía, se siente menos actividad; lo cual puede sorprender al visitante. Luego de pasar unos días en Grecia, los más adultos recuerdan que en el pasado incluso, en los años que su país no era parte de la Unión Europea, el verano llevaba a casi punto muerto a las actividades.
Ya adentro de la Acrópolis, las tarjetas de las cámaras resultan pequeñas para lograr distintos planos arquitectónicos. Las edificaciones hacen pensar en la pregunta ¿cómo hicieron esto hace miles de años?
Atenas es una ciudad distinta a otras consideradas atractivas en Europa. No está llena de monumentos y edificios históricos como Roma, París o Praga. La Acrópolis es su principal imán. El atractivo está en las islas griegas y por eso el centro turístico está lleno de agencias de viajes, de todo tamaño, que ofrecen tours cortos de un día y expediciones más largas y costosas. Muchos hoteles están sobre estas agencias.
La noche suele ser más fresca, corre brisa. Plaka es el punto de inicio de un tour de bares. El ouzo es la bebida tradicional que se ofrece; sabe a anís. Pero una decepción o sorpresa para los primerizos en Atenas es que no se pueden romper platos mientras se baila en cualquier lugar. Cumplir con esa tradición puede llegar a costar hasta 10 euros y enojar a los dueños del lugar…