El aceite de palma africana ha cobrado importancia. La crisis por la alta demanda del aceite de soya y girasol, y su alto costo , volvió al que se refina de la palma como el sustituto.
Nuestro país obtiene de ese fruto el insumo que la industria utiliza para preparar aceite comestible, mantecas, balanceados, jabones, confitería, entre otros.
Para este 2022, el sector palmero proyecta una producción de 382 000 toneladas, 10% menos que 2021. Esto ocurre en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania, que hizo que este alimento subiera de precio al pasar la tonelada de USD 576 a USD 1 794, hasta marzo pasado.
El desfase previsto presiona a las exportadoras, que están en el dilema de si distribuirlo al mercado nacional o enviarlo a sus tradicionales compradores en el exterior. Este año apenas habrá 82 000 toneladas disponibles para exportarlas, si es que se da el escenario proyectado.
Esto sería una disminución del 104% con relación a lo exportado en 2021 (163 377 toneladas).
Hasta abril pasado ya se enviaron 56 342 toneladas a ocho países, por lo que los cultivadores tienen el reto de garantizar el abastecimiento a los ecuatorianos.
Propalma, uno de los gremios que aglutina a productores e industriales, informó que priorizarán a nuestro país para no generar un desabastecimiento.
El verano incidirá
Sin embargo, hay otros segmentos de agricultores, como Aexpalma, donde hay preocupación porque en el segundo semestre de este año la cosecha baja por la época veraniega. Entonces se podrían presentar escenarios adversos, entre esos una merma en la producción, que haría necesaria una importación, dice el director Ejecutivo de Aexpalma, Óscar Mantilla. El problema es el bajo rendimiento de la palma, que causa la plaga pudrición de cogollo, y que viene afectando a los cultivos desde hace varios años.
Por ejemplo, el rendimiento promedio entre 2012 y 2016 fue de 13 toneladas por hectárea. Y en el último lustro se ha mantenido en ese mismo nivel.
Colombia y Perú en años anteriores han sido los salvavidas cuando hay déficit nacional. Aunque su participación en las importaciones del aceite rojo ha sido poca en los últimos años.
Desde 2018 hasta este año enviaron 27 900 toneladas a Ecuador. Al contrario, el sector ecuatoriano colocó 12 veces más de su producción en esos dos países en ese mismo período.
Variación en costos
Lo que hace temer a los agricultores es la alta demanda que tiene el aceite derivado de la palma africana, ante el elevado precio de otros rubros de ese alimento.
En la oferta actual del mercado se lo presenta como una de las opciones frente al de girasol, oliva, soya, maní, coco, almendra (los dos primeros para preparar alimentos y que al momento escasean). El agrónomo, Paúl Márquez, explica que no todo el aceite rojo de palma se emplea para procesar aceite comestible.
Por eso no se puede prever que se asegure la demanda. La distribución está además concentrada en el sector de los balanceados con un 21% y para el procesamiento de jabones con un 8%.
Cada uno tiene un precio diferente. Mientras el refinado con aceite de palma cuesta hasta USD 3 el litro, al de girasol se lo encuentra en USD 6. En los centros de abastos los compradores se quejan por este costo.
El encarecimiento se debe a que Ucrania es uno de los principales productores de la semilla de girasol y cuya venta al exterior se redujo por la guerra con Rusia. Ecuador importa ese aceite y también el de soya. Casi la mitad de lo importado en 2021 ya arribó el primer trimestre de este año.