José Guaminga guarda en su celular los nombres y los números de teléfono de sus familiares y de las personas que compran el maíz y las papas que siembra en su chacra. El agricultor vive en Cevallos y hace tres años compró en el mercado de este cantón de Tungurahua un celular negro con una antena delgada y de teclas plateadas. Pagó USD 70. “Al principio me costó entender cómo funciona el aparato, pero tuve que comprarlo para comunicarme con mis compadres del mercado”.No tiene teléfono fijo en su casa. “Ni falta hace porque mis cuatro hijos tienen celular y mi mujer pidió que le regale uno nuevo por el Día de la Madre”. En este cantón hay más de una veintena de tiendas que ofertan las tarjetas para recargar los teléfonos. El uso de móviles creció en el sector rural durante el año pasado. Según el Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC), el acceso a esta tecnología pasó del 51,4% en el 2008 al 58,2% en el 2009 en estas zonas.
La gente prefiere tecnologías modernas conforme los equipos se vuelven accesibles. Esto va ligado a las facilidades para la operación, la instalación, etc., dice Byron Villacís, director del INEC.Sin embargo, el acceso a tecnologías como la Internet todavía no es masivo en estas zonas. Incluso entre el 2008 y el 2009 hubo un decrecimiento de 0,2 puntos. El 45% de los sitios donde existe el servicio de Internet son los denominados ‘cafenets’. La mayoría de personas que acuden a estos lugares son adolescentes. Cristian Chérrez, un joven de 17 años, residente del cantón Cevallos, es uno de ellos. Cada semana gasta USD 4 por usar Internet. Le encanta revisar las tres cuentas de correo electrónico que tiene en Hotmail, Yahoo! y Gmail. También ingresa a la página de la red social Hi5 para conocer gente. “ La Internet es súper bacán”.