La productividad de maíz es cada vez superior en los cultivos ecuatorianos. Las semillas híbridas de alto rendimiento permiten a los agricultores cosechar más en una misma superficie.
De una mazorca robusta, de unos 25 cm de largo, Luis Ortiz obtiene una libra de granos dorados, redondeados y compactos. Hace 5 años, este productor del cantón Mocache (Los Ríos) requería dos mazorcas para lograr similar rendimiento.
“Con Gladiador cosecho hasta 200 quintales por hectárea y eso es muy bueno”, dice mientras maniobra la pequeña máquina desgranadora.
Gladiador es el nombre comercial del 2B-688, un híbrido que comercializa la empresa Agripac, en Ecuador. Está entre las cuatro semillas élite de dicha compañía.
A 100 kilómetros de allí, en Balzar (Guayas), Ángel Moreira dividió en dos partes su maizal de 30 hectáreas. En una cosecha el maíz producido con la semilla 30F35 y en otra, experimenta con la 30K73. Ambas son distribuidas por la compañía Pronaca.
Con el 30F35, Moreira recoge 220 quintales de maíz con 30% de humedad. Sus granos son color amarillo cristalino semiduros. La utiliza hace tres años y dice estar satisfecho con esos resultados.
La 30K73 recién fue liberada este año, a nivel comercial. “En Balzar, desde el 2000 estamos trabajando con semillas mejoradas. Ya quedó atrás el uso de semillas recicladas”.
La mayoría de productores consultados a lo largo de la vía Mocache-Ventanas (Los Ríos) atribuye a los híbridos los mejores resultados. Pero ¿qué son los híbridos?
Son semillas obtenidas mediante el cruce de las líneas genéticas de las mazorcas que actúan como madre y padre. Al unirlas, las mejores características entre uno y otro se conciben en un tercero. Rinden más y son resistentes a enfermedades.
En el país se distribuyen 27 semillas híbridas de alto rendimiento, a escala comercial (ver recuadro), según los registros de la Asociación de Proveedores de Semillas (Ecuasem).
El Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap) está dentro de ese mercado.
Las semillas H-551, H-601, H-553 y H-602 fueron desarrolladas por esta institución gubernamental. Todas rinden más de 100 quintales por hectárea.
Marlon Caicedo, responsable del Programa Maíz de la Estación Experimental Pichilingue, explica que la H-551 fue liberada en 1990 después de siete años de investigaciones.
El H-601 y H-602 son materiales concebidos para zonas del trópico seco como Manabí que arrojan 110 y 140 quintales, como base, respectivamente.
Pero, talvez, la más popular es la H-551, por su precio. “La funda de 15 kilos de esta semilla cuesta USD 27 y rinde entre 100 y 120 quintales por hectárea, según las condiciones climáticas y de suelo”, explica Galo Lara Hidalgo, de la misma estación experimental.
La más costosa de Iniap es la H-602: USD 60 la funda, que rinde entre 140 y 160 quintales.
Para llegar a estos resultados han tenido que pasar 26 años. En 1986 se inició la política de liberación de precios de semillas, que permitió el ingreso de las empresas privadas, al mismo tiempo que Iniap experimentaba nuevas semillas, recuerda César Herrera, gerente de Fenamaíz.
Moisés Grijalba, experto agropecuario, cree que los resultados drásticos se dan desde hace 15 años, cuando los rendimientos promedio en los maizales llegaban a 80 toneladas por hectárea.
Gustavo Morales, jefe de Producto Agrícola de Agripac, confía en que a este ritmo, Ecuador será autosuficiente en la producción de maíz. La demanda nacional es de 1,2 millones de toneladas.
Incluso, este año, cree que se registrará un récord de un millón de toneladas, debido al esfuerzo de la industria por ofrecer cada vez mejore semillas.
Pero las autoridades aún esperan cifras oficiales, pues con el invierno hubo daños. El coordinador de la regional 5, del Ministerio de Agricultura, Carlos Emilio Vélez, apuntaría a cosechar al menos las 650 000 toneladas obtenidas el año pasado.
Las investigaciones en los campos
En los años 80, Ecuador inició la investigación de semilla de alto rendimiento.
El primer híbrido en ingresar al país fue el Pioneer X304C, por parte del empresario Pablo Coello Izquierdo.
Antes de liberar estas semillas, los productores utilizaban variedades.
En Ecuador no hay transgénicos. Se trata de una modificación genética que no está permitida en el país.
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