En el centro de la ciudad de Esmeraldas se concentra la actividad comercial. Foto: Marcel Bonilla / EL COMERCIO
La salida de 1 200 trabajadores que prestaban servicios para las empresas contratadas para la rehabilitación de la Refinería de Esmeraldas reveló que la situación económica de la ciudad pasa por un bache.
El sector comercial registró reducción en las ventas en más del 30%, entre marzo del 2016 y mayo de este año, en restaurantes, servicios de transporte, hoteles, casas y departamentos de arriendo, usados por personas que llegaron a Esmeraldas para trabajar, según cálculos de la Asociación de Comerciantes de Esmeraldas.
El sector comercial es el tercero en importancia en Esmeraldas, luego de la manufatura y construcción. En la ciudad están registrados 5 622 establecimientos comerciales, según un censo del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos (INEC)del 2010. Del total de los locales registrados en el cantón Esmeraldas, el comercio minorista y la reparación de automotores representan el 47%.
David Contreras es propietario de un almacén de llantas y un taller de electromecánica, en el norte de la ciudad. Debido a las ventas bajas registradas a mediados del 2016, despidió a 10 de 13 trabajadores. “No podía sostener un nómina con menos ingresos”.
En el 2016, el promedio de ventas en su almacén era de USD 45 000 al mes, hoy registra ventas por 10 000. Algo similar le ocurre a Lorena Aparicio.
Ella es dueña de un local de ropa en el centro de la ciudad. El promedio de ventas a inicios del 2016, era de USD 900 diarios, hoy percibe 700.
La falta de espacios laborales en la petrolera también afectó a Beatriz Zambrano, quien vivía del arriendo de un departamento, por el cual recibía USD 250 al mes, pero desde hace seis meses no lo ha podido arrendar y está desocupado. “Los petroleros pagaban bien”.
Una de las zonas de mayor demanda para arriendos era el sur de la ciudad, junto a la Refinería, en donde se pagaba hasta USD 800 al mes, en casas que eran utilizadas como residencia por empresarios petroleros. Su salida de la ciudad dejó a esta zona sin esos ingresos.
Una señal de leve mejoría en la economía fue la apertura de locales para la venta de comida. Francisco García, dueño de un negocio de encebollados en el sector Codesa, cerca a la Refinería, vendía USD 500 diarios el año pasado. Dice que sus ventas cayeron hasta casi en un 50%.
Entre el 2013 y 2015 en Esmeraldas se observó un aparente reflote de la economía local, debido a los trabajos que en la estatal petrolera, la termoeléctrica, proyectos de viviendas, mantenimiento vial, de alcantarillado, la construcción de un nuevo hospital, entre otras.
El promedio de ingresos mensuales de un trabajador contratado por empresas petroleras era de USD 600 en el 2016, lo que aparentemente mostraba una economía estable, dice Gustavo Garzón, especialista en banca y finanzas.
Erick Matamba, por ejemplo, era supervisor de seguridad en uno de los proyectos de la Refinería y recibía USD 1 000 al mes. Pero desde hace seis meses está sin trabajo.
De acuerdo con datos del Banco Central, en el 2015 hubo sectores de la economía esmeraldeña que mostraron cifras como la manufactura que movieron USD 398 083 millones. Un sector que se creía no representaba un mayor aporte de ingresos para las familias.
Después de las empresas petroleras está Oliojoyas del Grupo Alsamora, dedicada a la exportación de aceite de palma, por el puerto de Esmeraldas. Entre el 2015 y 2016 exportaron 1 433 114 toneladas métricas por el puerto. Para este año se aspira un alza del 30%.
La manufactura apunta a crecer con una nueva refinería de aceite del Grupo Oleana, que invierte USD 5,5 millones, con un crédito de la CFN.
Hace dos años las cifras en el sector de la construcción, el segundo después del comercio, mostraban un movimiento de USD 161 887 millones en la ciudad de Esmeraldas. Fue el que más aportó en el 2015.
Para el expresidente de la Cámara de la Construcción, Alberto Valencia, ese rubro refleja la inversión estatal en viviendas y otras obras y no en inversión privada. Actualmente, los 10 proyectos de vivienda que se ejecutan con capital privado avanzan a medias. “No hemos podido construir por falta de capitales”, señala Mario Montaño, gerente del proyecto Condominios Guayacanes, de 46 casas.
Otro sector que se ha visto afectado es el pesquero artesanal del que dependen directamente 4 000 familias. Entre los factores está la delincuencia en el mar y los cambios en la temperatura del agua.
La delincuencia provocó que el 50% de las embarcaciones, es decir 450, dedicadas a las pesca de altura (dorado, gacho, rabudo, banderón y albacora), dejaran de faenar por temor a los robos, el resto se dedica a la pesca de orilla (pargos, robalos, sierras y bagres).
Mario Tenorio dejó de pescar hace cinco meses, porque su lancha fue robada. Ahora se dedica a la venta de agua embotellada. Mientras que Líder Mero, otro pescador, se ha dedicado a los arreglos de trasmallos (artes de pesca) y busca un espacio en el sector público.
El presidente de la Cámara de la Pesquería de Esmeraldas, Rafael Vergara, asegura que desde hace dos años, la inseguridad motivó a que unos 1 000 pescadores dejaran de faenar. En el puerto se observan pocas embarcaciones, y el mayor movimiento comercial se da en horas de la mañana.
Una investigación de la Universidad Católica de Esmeraldas indica que este sector genera 32 000 toneladas métricas al año, por USD 70 millones. Pero la inseguridad, según la Cámara de la Pesquería, habría provocado una disminución del 30% en esta producción.
En contexto
Los prestadores de servicios para el sector público obtienen menos ingresos desde al año pasado. Ante esta situación, las autoridades del cantón Esmeraldas buscan nuevas alternativas para obtener más recursos. Apuntan, por ejemplo, a la inversión en turismo y en el sector cacaotero.