Josefina Coloma, epidemióloga. Foto: Cortesía
Desde California, en donde reside, la epidemióloga Josefina Coloma habló sobre la necesidad de seguirle la pista al covid-19, como si se tratara de un criminal que deja una huella. La ecuatoriana, PhD en Salud Pública y en Microbiología y Genética Molecular, vive junto a su familia, una cuarentena, como los demás habitantes de esa localidad de Estados Unidos. La medida es muy parecida a la que se ordenó en Ecuador.
Un mes después de que se informara sobre el primer contagiado en el país, todos miran asustados la curva ascendente de infectados. ¿Qué escenario se puede esperar en la próxima semana?
De forma global, proyectándonos, como salubristas vemos el futuro y el pasado, en distintos momentos de esta pandemia. Los datos, base científica, dicen que si no hacíamos nada, si seguíamos con la vida normal, la curva de transmisión se aceleraría, se vuelve exponencial y podríamos estar en la situación de Italia o España. El resultado de las restricciones de movilidad se verá luego. El número de contagios no refleja el momento actual.
¿La fragilidad del ser humano ante enfermedades provocadas por virus se evidencia ahora?
Sí y esto es una interpretación personal. Para mí el virus es un elemento muy chiquito, que nos hace sentir insignificantes, podría terminar con todos. Debiéramos reflexionar sobre nuestro rol en el universo. Para mí es un llamado de la naturaleza, la humanidad vive en un desequilibrio tremendo. Hay que parar si no la evolución nos desaparecerá como pasó con dinosaurios y miles de otras especies.
¿Cuál es el papel de la salud pública en este momento?
Es la hora de fortalecer la posibilidad de investigar temas de salud pública en el país, es un momento específico para que la Academia, y organizaciones como el Instituto de Investigación de la Salud Pública y el Ministerio sumen fuerzas, para levantar estudios epidemiológicos, de serología, genéticos, genómicos. Eso nos permitirá entender en el contexto de Ecuador cómo es la transmisión, cómo se mueve la epidemia acá. Así las autoridades podrían decidir cuántos días más de aislamiento se necesitarán, por ejemplo.
¿A veces se cree que esos análisis de curva implican practicar ‘futurología’, que no funcionan?
Son modelos matemáticos de seguimiento de casos de personas infectadas y protegidas, que permiten hacer una proyección de por dónde irá el virus, es una oportunidad específica para que se apoye a la investigación. La Senescyt debería convocar y financiar proyectos colaborativos, aprovechar la capacidad de universidades privadas y públicas para secuenciar el virus, mirar el caso índice en Quito.
¿Por qué este virus debería ser seguido como a un ‘delincuente’?
Para conocer por dónde va el virus, cómo muta, quién transmite a quién, entender dentro del sistema de salud quiénes ya están protegidos porque les dio el virus y tienen anticuerpos. El virus deja una huella en su ‘escena del crimen’, con su material genético, que se puede secuenciar, para descirfrarlo. Al igual que un criminal deja la misma huella en todas partes, pero si son varios tipos, pueden ser diferentes. Solo al seguirlo podemos entender el proceso de transmisión y si va mutando, por dónde entró.
La USFQ lo estudió.
En Quito, la USFQ hizo la secuenciación del caso del ciudadano holandés; pero sería muy bueno conocer la cadena de la señora que vino de España. Todo contribuye al entendimiento global de la transmisión. El virus no discrima. El 100% de la humanidad puede contagiarse.
Trayectoria
Ecuatoriana, PHD en Salud Pública, Microbiología y Genética Molecular. Es catedrática de la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos. Preside el Sustainable Sciences Institute.