Deportes extremos, jardines y ricos platos típicos son la atractiva combinación para disfrutar este feriado de noviembre entre familia o amigos.
No es necesario salir del Distrito, ya que hay varios lugares cercanos para visitarlos.
A 20 minutos de la urbe está Nayón, ubicada al este de la ciudad. Esta parroquia esconde una serie de ‘tesoros’, como los denominan sus habitantes: una cascada, ojos de agua, viveros, hosterías y restaurantes. Por ello buscan potenciar estos sitios, para convertir a Nayón en un lugar turístico. Proponen tres rutas: la de las flores, la del sabor y la de la aventura.
El recorrido previsto dura unas cinco horas. Todo depende del visitante y su forma de transportarse.
El trayecto se inicia en el barrio San Pedro del Valle. Cuenta con cerca de 2 000 habitantes que, en su mayoría, se dedican a la agricultura. Su otra actividad está ligada al turismo y a los deportes extremos.
A cinco minutos del estadio barrial está Nayón Xtreme Valley (Paltapamba). Se puede practicar canopy, salto de Tarzán, columpio y camping.
Una ruta turística en Nayón. Foto: EL COMERCIO
Los fines de semana son los días de mayor afluencia.
Esteban Salguero, un estudiante universitario, dice que se demoró cerca de 15 minutos en llegar a Nayón. Lo hizo desde su domicilio, en Cumbayá.
¿Cómo se enteró de este destino turístico y comunitario? Muy fácil. En la cartelera de su institución educativa había un aviso sobre el complejo. Así que invitó a una de sus compañeras para ir juntos.
Cuando llegaron, no se imaginaron que habría tantas actividades. Lo que más le gustó fue el canopy. “Me encantó sentir la adrenalina en mi cuerpo”. A esto se suma que el clima en la zona es agradable. Al igual que los paisajes.
En esto coincide Geraldine Garzón, de 18 años. Para esta joven es algo positivo que haya un lugar cercano a Quito, para disfrutar de las aventuras y las emociones fuertes. “Es un reto practicar este tipo de deportes”. Unos meses atrás buscaba un sitio para practicar canopy, cada semana. Lo encontró. Ahora, planea invitar a otros amigos y familiares.
Pero este no es el único sitio turístico. También hay una cascada llamada Ambuluco. Tiene una caída de 45 metros de alto. Ángel Guallichicomín, presidente del barrio, cuenta que la distancia para entrar a la cascada no es larga. A pie se demora entre 10 a 15 minutos.
En el transcurso del recorrido encontrará ‘ojos de agua’. Estos sirven para el riego de los sembradíos. Según él, la ruta es increíble por sus paisajes.
“Mandamos cartas a instituciones públicas y privadas para que nos ayuden a mejorarlo y potenciarlo”.
Sin duda, una ruta turística debe incluir lugares para degustar la gastronomía de la zona. En la parroquia hay unos seis restaurantes asentados a lo largo de la calle Nuestra Señora de Santa Ana.
El hornado, las tortillas de papa, los choclos con queso, el dulce de higos y las frutillas con crema son parte del menú. Y en esta temporada, la colada morada y las guaguas de pan.
Arturo Ochoa, chef de la Olla Criolla, sostiene que Nayón tiene grandes proyecciones para convertirse en un destino turístico quiteño. “Quienes tenemos restaurantes nos esmeramos por dar a los turistas un servicio de calidad”.
Otro gancho: las flores
No se puede ir de Nayón sin visitar los viveros. Son cerca de 50. En estos se comercializan, por ejemplo, tulipanes, crisantemos, ‘perritos’, enredaderas y otras plantas. Están a lo largo de la calle Quito y en la vía a Nayón. Cuando los visitantes ingresan a estas dos calles quedan maravillados con la belleza de las flores. “Esto es un verdadero jardín”, se escucha decir.
Milton Díaz asegura que no solo va a comprar las plantas, sino que le gusta la zona porque el paisaje es multicolor y se respira tranquilidad.
Además, si es un apasionado del ciclismo, en Nayón hay las ciclorrutas para que las personas recorran la parroquia en la mañana, tarde o noche.
A un pasito de Quito, Nayón abre sus tesoros.