La Navidad incentiva la participación barrial

Redacción Quito

Ni siquiera el frío de la noche del pasado viernes redujo los ánimos de los varios vecinos de la Quito Sur. Desde las 19:00 más de un centenar de personas  se saludaban y conversaban en la calle Andrés Hurtado, listas para iniciar el tradicional pase del Niño por las calles de su barrio.

Con un sombrero navideño sobre su cabeza, un poncho rojo para abrigarse del frío y una vela encendida entre sus manos, Mónica Aspiazu caminaba junto a sus dos hijas, sobrinas y otros familiares.

Desde el 16 de diciembre, ella y sus vecinos participaban de la novena del Niño Jesús. Ella dijo que cada noche, a partir de las 19:00, la gente del barrio salía de sus casas para rezar el rosario en la calle. “Las viejitas hacían orar a todos porque ellas saben de memoria los misterios y las oraciones”. Cuando, siguió Aspiazu, no había un equipo de sonido, la voz de los fieles era suficiente para cantar los villancicos.

Luego de la novena, los vecinos también aprovechaban para intercambiar algún comentario, una broma o para discutir los problemas del barrio. “Este tipo de actividades hace que la gente del barrio se conozca y se lleve bien”.

Unos metros más adelante, ya por la calle Rodrigo de Salazar, nueve músicos de la banda Nuestra Señora del  Tránsito entonan un villancico. Delante de ellos, Bryan Cansino, de 9 años, y otros compañeros del grupo de catecismo de la iglesia de la Quito Sur caminaban disfrazados de pastores y ángeles. Su madre, Gloria Sinaluiza, asegura que la procesión del pase del Niño es una tradición que  no desaparece en el barrio.

El sonido de los tambores del grupo juvenil atrajo la atención de los vecinos, quienes desde sus negocios, balcones y terrazas miraban con atención el peregrinaje de los fieles católicos.

Con pasos lentos pero con mucho ánimo, María Endara, de 71 años, llegó junto al desfile a la intersección de las calles Hernando de Bonavente y Diego Vaca. Ahí los fieles oraron por el medioambiente y luego, con un villancico,  reanudan la marcha.

En sus manos, Marco Cevallos, vecino del sector, llevaba una esfera de cartón con carteles que hablaban de la contaminación del planeta. “Debemos empezar a actuar para solucionar los efectos de la contaminación”.

Presidiendo la peregrinación, de regreso por la calle Andrés Hurtado, caminaba el padre Graciano Masón. Ver a la gente de su parroquia unida y orando porque se puedan cambiar los efectos de la contaminación en el planeta era una de sus  mayores satisfacciones.
 
Pero el trabajo en equipo y la solidaridad también se vivieron en las afueras de la ciudad.

En la parroquia Lloa, en el sur, los moradores repasaron por más de tres semanas el guión del pesebre vivo que decidieron montar para el concurso de nacimientos a cargo del Municipio.

En medio de bromas, juegos pero  con mucha atención, Rocío Jaramillo indicaba, el domingo pasado,  a los actores del nacimiento la forma en la que debían decir sus líneas. 30 personas participaron en la dramatización del pesebre, mientras que miembros de las 104 familias, de una u otra forma, estuvieron involucradas en la puesta en escena.

Juan Chachaguay dijo que  la devoción, la  fe y una posible mejora en el estilo de vida  es  lo que los motiva a unirse y emprender proyectos comunitarios. “La gente siempre colabora cuando es por el bien común”.

La agenda navideña

La Novena de las Velas  culmina hoy. La celebración religiosa se inicia desde las 10:00 en el bulevar de la Naciones Unidas.

Hasta el 24 de diciembre   continúan los conciertos navideños en los barrios tradicionales del sur y norte y las parroquias rurales de la ciudad.
 
La Administración  de Los Chillos presidirá la novena en el pesebre luminoso de El Panecillo.Se presentarán los grupos Bocapelo y Flor de Chuquirahua.

Este 24 y 25  se realizará la Yumbada de La Magdalena. El encuentro es en la av. Mariscal Sucre y calle Caras, a las 15:00

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