En el museo Cancebí en Manta se realiza hasta este 25 de noviembre del 2015 la exposición de los nacimientos pequeños y diminutos. Foto: EL COMERCIO
Ocupan poco espacio, son decorativos y mantienen vivo el ambiente navideño. Son los pesebres pequeños y diminutos. La elaboración de estas piezas artesanales está a cargo de mujeres. En el museo Cancebí en Manta se desarrolla hasta este 25 de noviembre del 2015 la exposición de los nacimientos pequeños y diminutos. Diez artesanos llegan con la propuesta en torno al tema navideño.
María Lange Vélez elabora pesebres de todo tamaño desde hace 35 años. Vive en Portoviejo en la actualidad, pero hasta hace 32 años residió en Guayaquil. La tendencia de los pesebres pequeños empezó hace 12 años cuando la gente que vive en apartamentos y en villas de reducido tamaño no podía tener nacimientos grandes, afirma Lange.
Por ello, ella y su hija empezaron a elaborar los pesebres pequeños con materiales reciclados. De 40 centímetros de ancho por 35 de alto, sus nacimientos están elaborados con hojas y ramas secas que son recopiladas en parques de Portoviejo. Para darle volumen al nacimiento se utilizan esponja y acrílico. En el centro del pesebre se ubican las figuras como el niño Dios, María, José y los Reyes Magos; esas figuras son de cerámica o de vidrio.
Los pesebres que elabora tienen costos de entre USD 60 y 80. Otra de las expositoras es Jacqueline de Munizaga. Su material es la concha de desecho. Munizaga, experta en artes plásticas y además pintora, cuenta que para trabajar en estos nacimientos se necesitan paciencia y dedicación.
Con las conchas se puede ser muy creativa. Después de limpiarlas y dejarlas relucientes con la ayuda de pagamento de silicona se va dando forma al nacimiento. Las conchas pequeñas hacen las veces del niño Dios y sus acompañantes, hasta los animales se puede dar forma, esto es todo un collage de conchas que no necesita de pintura en el acabado, que es al natural.
No podía faltar el pesebre con los materiales representativos de la campiña manabita: la caña guadua y el cade. Este pesebre es un poco más grande, pues llega a medir 70 cm de largo por 30 cm de ancho y 50 cm de altura. Los ciudadanos que llegan a mirar la exposición están convencidos que los pesebres del tamaño que sea infunden el espíritu navideño.
Fanny Cedeño, una adulta mayor, llegó acompañada de su nieta Katy. Ella compró un pesebre en miniatura. Es para obsequiar a un hijo que trabaja en Quito: “creo que es perfecto para que mi hijo lo luzca en su oficina”. Cecilia Alarcón, una maestra de manualidades, llegó a mirar los pesebres y comentó que trabajará en su taller tratando de elaborar los pesebres en miniatura. “Sin duda la gente quiere tener un nacimiento en sus oficinas y hasta en la sala pero buscan que no sea muy grande”.