Redacción Espectáculo y
La Nación. GDA
La figura de la mujer (o de las mujeres) es una constante en la cinematografía de Federico Fellini. Pero no como un universo autónomo sino como una obsesión en la vida y en el pensamiento de los personajes hombres. Esa constante está relacionada, además, con otras características del estilo del director italiano como la mezcla de realidad y fantasía, la sátira, y su riqueza simbólica.
Esta semana se estrenó el musical ‘Nine’, un homenaje a una de las películas más representativas del director italiano: ‘Ocho y medio’. En ambas la figura femenina es un elemento fundamental de la narrativa visual.
Fellini siempre trató de modo especial el elemento femenino de sus películas. En cintas como ‘La strada’ (1954) y ‘Las noches de Cabiria’ (1957), Fellini dirigió a su esposa, la actriz Giuletta Masina, en ‘Amarcord’ (1973) volvió a su adolescencia en la ciudad de Rimini, luego -desde el personaje de Titta- evocar a las campesinas, y a la profesora, a la vecina.
Es en esa cinta donde aparece la Gradisca, mezcla entre estrella de cine y mujer de campo, gatillo disparador de un erotismo popular, que parte de sus grandes senos. Allí también, e invitando al pecado del joven protagonista, está la seductora Volpina.
Una de las constantes es que siempre se marca el compás del protagonista de turno. Se cuenta la inolvidable escena que se grabó en la fontana en la película ‘La dolce vita’ (1960), las conquistas de ‘Il Casanova’ (1976), las que habitan en ‘La ciudad de las mujeres’ (1980), entre otras escenas.
Pero es en ‘Ocho y medio’ (1963), donde Fellini evidencia las relaciones con sus personajes mujeres. A través de Guido Anselmi (Marcello Mastroianni), alter ego ficticio del cineasta, la cinta se estructura como un psicoanálisis fílmico que devela soledades, angustias y frustraciones de un cineasta estancado.
Son las mujeres las que vuelven a inspirar a Anselmi. Allí confluyen su esposa Luisa (Anouk Aimee), su amante Carla (Sandra Milo), su musa Claudia (Claudia Cardinale) y la prostituta
de su primera juventud Saraghina (Edra Gale). La relación con la mujer se da, incluso, de manera simbólica: el protagonista se refugia gateando por debajo de una mesa, como volviendo al útero materno, para renacer.
Esta historia, donde confluyen la naturaleza del cine y las obsesiones personales del creador, retornó este fin de semana a las salas de cine del país, pero en una adaptación musical.
La película titulada ‘Nine’ es un homenaje a ‘Ocho y medio’, estrenado en primera instancia como musical de Broadway, en 1982. Ahora, en su versión fílmica, dirigida por Rob Marshall, ya no narra el estancamiento en la vida artística de Guido Anselmi, sino de Guido Contini (Daniel Day Lewis).
La cinta, traducida inexplicablemente como ‘Una vida de pasión’, también cuenta con un reconocido elenco femenino, que da vida a las mujeres que hacen, deshacen y pueblan el pensamiento de Guido.
La española Penélope Cruz, como Carla, explica que su personaje se siente vivo solo cuando está junto a Guido, pero que esto es como “una montaña rusa y también le causa mucho dolor”.
La Saraghina, ahora con el rostro y cuerpo de Fergie (de los Black Eyed Peas), considera que esta mujer es muy terrenal: “Está llena de vida y fuego”.
La actriz italiana Sophia Loren también tiene un pequeño papel en ‘Nine’, es la ‘mamma’ de Guido. Asimismo, Judi Dench interpreta a la diseñadora de Guido llamada Lilli. mientras que la actriz Kate Hudson es una periodista de Vogue -Stephanie – en la película de Rob Marshall.
La devota esposa, Luisa, interpretada por la francesa Marion Cotillard, es vista por la actriz como alguien que dedicó su vida a Guido, porque su amor era más fuerte, en ese momento, que sus ambiciones como actriz. Nicole Kidman, como Claudia, por su parte, ve en ‘Nine’, “el estudio de un hombre que ha tenido un derrumbe y busca la resurrección, con todas las mujeres de su vida”.