Municipio de Quito invierte USD 130 000 para preservar capillas coloniales

Entre los trabajos está la  restauración de la Capilla de los Milagros del convento de Santo Domingo. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Entre los trabajos está la restauración de la Capilla de los Milagros del convento de Santo Domingo. Foto: Archivo / EL COMERCIO

Entre los trabajos está la restauración de la Capilla de los Milagros del convento de Santo Domingo. Foto: Archivo / EL COMERCIO

El Municipio de Quito ha invertido USD 130 000 para preservar las capillas de Pompeya y de El Rosario, en el convento de Santo Domingo, unas joyas coloniales de la capital que hoy (18 de mayo del 2018)  han asomado al público en conmemoración del Día Internacional de los Museos.

El alcalde, Mauricio Rodas, invitó a los quiteños a visitar esas capillas y otros museos de la urbe andina, en un "encuentro intelectual y emocional con nuestro patrimonio", lo que "fortalece nuestra ciudadanía", dijo.

"¡Sé parte de nuestra historia!", remarcó Rodas en su cuenta de Twitter al insistir en que, en el marco de un "Plan de Preservación y Embellecimiento del Centro Histórico" de la ciudad, se han invertido USD 130 000"en la conservación y restauración de la pintura mural y bienes muebles patrimoniales de las Capillas de Pompeya y del Rosario, del Convento de Santo Domingo".

"En estas restauraciones trabajaron 7 restauradores y 4 auxiliares que cuidaron cada detalle para preservar de la mejor forma nuestra historia", remarcó el edil al recordar que este tipo de acciones también forman parte de la conmemoración de los 40 años desde que Quito fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco.

"¡Cuidamos nuestro patrimonio que forma parte de nuestras raíces! 40 años de Patrimonio", agregó el burgomaestre y apuntó que "estos espacios llenos de arte, cultura, identidad y memoria nos envuelven en la historia y nos hacen ser parte de ella".

"Invito a los quiteños a visitar nuestros museos y disfrutar en familia esta experiencia", concluyó Rodas.

El convento de Santo Domingo fue una de las primeras iglesias construidas por los españoles en Quito, sobre las ruinas de edificaciones Incas.

Su construcción inició en 1540 por el arquitecto Francisco Becerra, aunque fue el fray Juan Mantilla quien concluyó la obra en 1688.

Sobre este convento se yergue una de las leyendas más famosas de la ciudad, que también ha generado suspicacias y ha llamado la atención de historiadores y curiosos.

Se trata de la leyenda de Cantuña, un astuto indígena que concluyó la construcción del atrio de la Iglesia de Santo Domingo en una sola noche, con la ayuda del diablo, a quien engañó al asomarse el sol en la mañana de la inauguración de la obra.

Cantuña vendió su alma al diablo para que le ayudara a terminar la edificación en una noche, pero no cumplió el pacto al evitar colocar una última piedra en la iglesia, roca que aún no ha sido hallada y que esconde aún varios misterios, según la leyenda.

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