La violencia arraiga en las manifestaciones en Brasil a cuatro meses del Mundial 2014

Manifestantes, en su mayoría miembros del

Manifestantes, en su mayoría miembros del "Black blocs", un grupo que defiende el uso de la violencia en las protestas, durante un enfrentamiento con la policía en la Plaza Cinelándia, en Río de Janeiro (Brasil).Foto: EFE.

Seis heridos, uno de ellos grave: una vez más una pequeña manifestación en la noche del jueves en Río de Janeiro degeneró en violencia, poniendo en duda la capacidad de las autoridades de contener eventuales desbordes durante el Mundial de fútbol que comienza en junio.

El gigante sudamericano, con 200 millones de habitantes, ya conoció masivas manifestaciones contra el alza de los precios del transporte, la corrupción política y la elevada factura pública en obras del Mundial durante la Copa Confederaciones de junio pasado.

Las protestas, que se prolongaron durante meses, aunque su intensidad se redujo, terminaron muchas veces con enfrentamientos violentos entre policías y manifestantes, sobre todo los radicales anarquistas del 'Black Bloc'.

Desde noviembre la calma había regresado a Río de Janeiro. Pero el jueves al caer el sol, por iniciativa del Río de Janeiro, que defiende la gratuidad del transporte público, más de mil manifestantes invadieron la estación Central de Río, la principal estación ferroviaria de la ciudad, a raíz de una nueva alza del precio del boleto de autobús.

El clima era festivo, pero poco a poco se fue tensando. El objetivo de la manifestación en Río, que acogerá desde el 12 de junio siete partidos de la Copa del Mundo, incluida la final, era secreto: "liberar" la estación de trenes suburbanos y permitir que la gente viajara gratuitamente. La estación y sus alrededores fueron escenario de combates durante varias horas, con los manifestantes lanzando piedras y fuegos artificiales contra los policías y éstos respondiendo con gases lacrimógenos y a bastonazos.

Al caer la noche, los manifestantes lograron que muchos cariocas abordaran sin pagar los trenes que viajan siempre colmados hacia los suburbios, y entonaban cánticos victoriosos bajo la mirada de los policías.

"Círculo vicioso"

Grupos de manifestantes se aglutinaron en los pequeños recodos de la Estación Central, como frente a una reja que protege la entrada a un restaurante.

Súbitamente, una mujer gritó en pánico: "¡Acaba de golpear a un tipo que no hizo nada!", los ojos llorosos por el efecto combinado del terror y de los gases. "Vi a un policía agarrar a un tipo que solo estaba llevando una pancarta, sin hacer nada más; vi cómo golpeaban a una mujer contra un torniquete", el dispositivo para controlar el ingreso a los andenes, dijo a la AFP Natacha de Pina, una joven empleada bancaria, delante de los torniquetes destruidos.

Hubo en total seis heridos -dos policías y cuatro civiles, incluido un camarógrafo de la cadena de televisión brasileña Bandeirantes que se halla en estado "muy grave" tras ser alcanzado por un proyectil en la cabeza-.

Las fotos y videos del camarógrafo con la cabeza envuelta en una llamarada recorrieron el planeta. La Policía Militar y un experto consultado por la televisión Globo aseguran que el proyectil fue lanzado por manifestantes.

Para evacuar la estación, la policía lanzó contra los manifestantes una granada que provocó una fuerte detonación y fuegos de artificio, constató un periodista de la AFP que también vio a policías dar bastonazos a diestra y siniestra.

Los métodos de la PM, heredados de la dictadura (1964-1985), son cotidianamente criticados en Brasil. "La Policía Militar no está preparada, espero que esté mejor entrenada antes del Mundial", dijo a la AFP Alba Zaluar, experta en violencia de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ).

Pero Zaluar lamentó igualmente "el comportamiento infantil e irresponsable" de los manifestantes, que "no ayuda a los movimientos sociales y complica la vida de las personas que regresan del trabajo a casa" al final de la jornada.

"Entramos en un círculo vicioso extremadamente perjudicial para el desarrollo de una cultura cívica y democrática, con la policía y estos grupos de manifestantes que actúan violentamente", sostuvo José Augusto Rodrigues, del Laboratorio de la Violencia de la UERJ.

"Esta expresión violenta está ahora arraigada en las manifestaciones, y la única cosa racional que se puede hacer es tener una policía más entrenada para manejar este tipo de incidentes", indicó Rodrigues a la AFP.

Suplementos digitales