El Vaticano advirtió ayer contra la credibilidad otorgada a las informaciones reveladas por Wikileaks. Fue su respuesta a la nota diplomática publicada por el diario inglés The Guardian cuestionando su actitud en un caso de pedofilia.
Según esta nota de la Embajada estadounidense en Roma, el Vaticano habría rehusado cooperar en una investigación irlandesa sobre abusos sexuales de menores cometidos por miembros del clero en Dublín, alegando que las demandas irlandesas no habían respetado el procedimiento oficial.En un comunicado, el Vaticano rechaza “entrar en la apreciación de la extrema gravedad de la publicación de una gran cantidad de documentos reservados y confidenciales y de sus posibles consecuencias”.
“Naturalmente, tales informes reflejan las percepciones y las opiniones de los que los han escrito y no pueden ser considerados ni como la expresión de la Santa Sede ni como citas precisas de palabras de sus responsables”, prosigue el comunicado.
Según el telegrama de la Embajada estadounidense en Roma, los pedidos de información de la comisión Murphy, encargada de indagar sobre los casos de pedofilia en Irlanda, “ofendieron a mucha gente en el Vaticano (…) pues veían una afrenta a la soberanía del Vaticano”.
De los documentos difundidos emerge además la denominada “tecnofobia” de los directivos del Vaticano con la tecnología. “Solo el portavoz Federico Lombardi cuenta con un teléfono inteligente y pocos un correo electrónico”, escribe el número dos de la Embajada de EE.UU. en el Vaticano en el 2009.