Kiev lanzó una contraofensiva al mandar a Ucrania oriental unidades especiales de Policía para desalojar a los rebeldes prorrusos que se tomaron edificios administrativos.
Ayer, la situación era tensa, sobre todo en Donetsk y en Lugansk, las dos principales ciudades de la región minera de Donbas, en el sudeste del país. Los activistas prorrusos ocupaban aún el Palacio de la Región en Donetsk y la sede de los servicios secretos en Lugansk, se informó.
Ambos edificios se encontraban en manos de hombres armados, mientras la inteligencia ucraniana lanzó la versión de que los rebeldes en favor de Moscú tenían a 60 personas de rehenes en Lugansk. En Donetsk los prorrusos proclamaron el lunes una “república soberana” y llamaron a un referéndum el 11 de mayo para una eventual anexión a Moscú.
Ucrania calificó de “terroristas y criminales” a los separatistas prorrusos mientras que Washington acusó a Rusia, que advirtió del riesgo de una guerra civil, de sembrar “el caos” en el país vecino.
En un contexto donde no se consiguen aplacar las hostilidades, el secretario Estado norteamericano, John Kerry, habló de la presencia en el este de Ucrania de “provocadores” y “agentes rusos enviados para crear caos”.