Twitter es un termómetro eficaz del mundo de hoy. Si su nombre resuena en esta red social tenga por seguro una cosa: usted ha dejado de ser un simple desconocido. ¡Pero ojo! Eso no necesariamente significa algo bueno. Tras de esta aparente popularidad virtual se puede esconder la vergüenza, el rechazo e incluso la muerte.
De existir Twitter en el 2004, Mónica Spear habría sido uno de los temas más comentados por los tuiteros en aquel año. Sin embargo, la modelo y actriz venezolana retrasó su llegada a los 140 caracteres por casi una década. Si hoy Spear es ‘trending topic’ por el crimen del cual fue víctima, diez años atrás el ser coronada Miss Venezuela la hubiesen colocado en la lista de tendencias.
El asesinato de Spear generó una ola de tuits que expresaban no solo la tristeza de amigos y admiradores, guardaban también el enojo de un pueblo cansado de la violencia (las tasas de asesinatos en Venezuela llegan a 79 casos por 100 000 habitantes, la segunda mayor del mundo según una ONG), problemática tan presente y sufrida por la región, de ahí que este caso no le fue indiferente al tuitero ecuatoriano, colombiano, peruano…
La delincuencia ocupa a diario los titulares de la prensa, lejos de ser una simple ‘percepción’ como en algún momento se dijo, es un tema que preocupa a todos. A raíz del caso Spear, se pudo comprobar en Twitter -una vez más- el rechazo generalizado hacia los casos de violencia y la necesidad de acciones concretas y urgentes de parte de autoridades y gobiernos.
El más ejemplar de estos llamados vino de Enrique Capriles a través de su cuenta @hcapriles: “Nicolás @NicolasMaduro te propongo poner a un lado nuestras profundas diferencias y unirnos contra la inseguridad, un solo bloque”, escribió el líder opositor tras la muerte de Mónica. Este acto, aplaudido por afines y contrarios, trascendió los caracteres y se hizo realidad en la escena pública. Si el tuit de Capriles hacia el Presidente venezolano sorprendió, no menos impacto mediático causó el apretón de manos entre ambos, un símbolo de unidad y tregua ante el dolor y la tragedia nacional.
La frontera entre lo personal y lo público queda superada por obra de simples mensajes virtuales, el poder ya no puede hacer oídos sordos ante la exigencia ciudadana quien tiene ahora la capacidad de decir lo que importa, afecta o interesa a la sociedad. Las tendencias que Twitter nos muestra no es un simple juego de algoritmos, es la opinión del estudiante, la conversación del ama de casa, la burla del bloguero, la desconformidad del empleado.
Si #MónicaSpear fue el hashtag -etiqueta- más relevante de la semana fue por la suma de cada tuit (léase desahogo) al que la gente recurre. ¿Quién o qué escucha al pueblo? En una sociedad en la que sus líderes parecieran no oír nada, Twitter se alza como altavoz de las mayorías que gritan en favor de cambios. ¿Qué lleva a una persona o a un hecho a convertirse en tendencia? : Lo que esa persona o suceso representan. Omitamos el hecho de que se haya tratado de una personalidad conocida, la muerte de la modelo venezolana evidencia la preocupación ante la inseguridad y la violencia, tan presenten y tan precariamente abordadas.
Una última reflexión. Gobernantes, autoridades, ciudadanos, todos. ¿Hemos hecho algo más que quejarnos y lamentarnos por Twitter?