Los Templarios imponen un código de terror

Ayer, carros militares y soldados armados hicieron guardia fuera del ayuntamiento en Apatzingán, estado de Michoacán. Héctor Guerrero / EFE

Ayer, carros militares y soldados armados hicieron guardia fuera del ayuntamiento en Apatzingán, estado de Michoacán. Héctor Guerrero / EFE

El 2010 marcó el principio del fin de La Familia Michoacana, el sanguinario cartel mexicano que 4 años antes había empezado a practicar las decapitaciones de sus enemigos y que tenía al estado de Michoacán como su principal feudo.

Aquel año, uno de sus principales cabecillas, Nazario Moreno González, alias 'El Chayo' o 'El más loco', fue abatido en un enfrentamiento con la Policía Federal. Ese choque armado ocurrió en la localidad de Apatzingán y duró dos días.

En marzo del 2011, en Morelia y otras ciudades de Michoacán aparecieron unas 30 'narcomantas' (telas con mensajes) en las que se anunciaba el surgimiento de un nuevo cartel: Los Caballeros Templarios.

De paso, ello significaba la partida de defunción de La Familia Michoacana (que todavía sobrevive, aunque muy reducida). "A toda la sociedad michoacana, les hacemos de su conocimiento que a partir del día de hoy estaremos laborando en el lugar, realizando las actividades altruistas que antes realizaban los de La Familia Michoacana", decía parte de los mensajes, firmado por Servando Gómez Martínez, alias 'La Tuta', un profesor de escuela que también fue fundador y cabecilla de La Familia Michoacana. Las labores altruistas a las que se refieren son el castigo o ajusticiamiento de violadores, secuestradores, ladrones y todo aquel delincuente al que antes no le ha alcanzado la justicia.

Pero lo que no contaban las 'narcomantas' es que en adelante Los Caballeros Templarios asumirían el control del tráfico de drogas en Michoacán, especialmente marihuana y drogas sintéticas; el cobro derecho de piso (extorsión) a grandes y pequeños empresarios y agricultores; el cobro de cupos a mineros formales e informales, el secuestro, el tráfico de indocumentados, entre otras actividades.

Además de presentarse como altruistas, lo que hace diferente a este grupo delictivo es su afán por aparentar ser personas honestas, intachables, solidarias y protectoras, lo que les ha valido la denominación de 'cartel religioso'.

Han distribuido un pequeño libro al que denominan su biblia y donde se plasman sus códigos de conducta.

Por ejemplo, en el cuadernillo se remarca que todo aquel que entre en el cartel no podrá abandonarlo jamás. También dice que aquel que rompa el voto de silencio será ajusticiado.

El texto exhorta a los miembros a tener una conducta intachable, no ingerir alcohol ni drogarse. Y se precisa que todos los integrantes serán sometidos a exámenes toxicológicos de manera periódica.

La Familia Michoacana también tenía su propia 'biblia', escrita por 'El Chayo', actualmente venerado por algunos delincuentes como si fuera un santo. Casi tres años después de su surgimiento, de acuerdo con datos oficiales, Los Caballeros Templarios son el tercer cartel más importante de México, detrás del cartel de Sinaloa y Los Zetas.

Bajo este contexto, hace un año nacieron las autodefensas. Estos civiles, la mayoría campesinos, dicen estar hartos de las extorsiones de las que son víctimas y aseguran que no van a parar hasta acabar con el cartel 'religioso'.

Apoyo de autodefensas

El Gobierno trata de restablecer el orden en Michoacán. Por ello, ayer buscó el apoyo de las autodefensas para que depongan las armas y colaboren con información para atacar al narcotráfico. En medio de la batalla que sostenían las últimas semanas las autodefensas y sus enemigos del cartel Los Templarios, el Gobierno asumió la seguridad de la conflictiva región michoacana de Tierra Caliente y el martes desplegó a miles de efectivos en los principales feudos del narcotráfico.

En la ciudad de Apatzingán 2 000 agentes federales y militares desarmaron a unos 200 miembros de la policía municipal -señalada de trabajar para Los Templarios- y se hicieron con el gran refugio y centro de operaciones del cartel.

Pero ayer nuevos ataques y el incendio de una farmacia, atribuidos a Los Templarios, generó más inseguridad y miedo.

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