Argentina vive sus 200 años de independencia. Buenos Aires y todas las ciudades del interior están abocadas a festejar el bicentenario del Primer Gobierno Patrio, del 25 de mayo de 1810. La avenida 9 de Julio, “la más ancha del mundo”, para los porteños, está totalmente cerrada desde el viernes a los automóviles. Allí levantaron una feria de las provincias y de países amigos, entre ellos Ecuador, que estará abierta hasta mañana. Pero Argentina no lo celebrará muy unida. Uno de los eventos más esperados es la reapertura del teatro Colón, una de las edificaciones más hermosas y con mejor acústica del mundo, según los entendidos. Luego de una demora de dos años, el próximo lunes reabrirá sus puertas y una multitud verá por pantalla gigante ‘La Bohéme’ , de Giacomo Puccini y otro del ballet ‘El lago de los cisnes’, de Piotr TchaikovskyPero la presidenta Cristina Fernández de Kirchner no estará en un día tan especial para las artes escénicas y musicales del país. Su mala relación con el jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, se lo impide. El teatro Colón está bajo jurisdicción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Macri es el anfitrión natural. “He invitado a la Presidenta. Si va con su marido, su consorte, como se dice, habrá que sentarse ahí”, dijo en una conferencia de prensa, el jueves. Y luego añadió: “La verdad es que no estoy contento con todo lo que ha hecho Néstor Kirchner con toda esta causa armada que ha generado”. A Cristina, las palabras de Macri la molestaron. Había prometido ir, según Gustavo López, subsecretario general de la Presidencia, porque “habían tenido un pacto de no agresión para el festejo del bicentenario”.La carta que le envió y que se hizo pública, dice que “la increíble catarata de agravios que ha proferido durante la última semana, llegando en el día de la fecha a manifestaciones públicas descalificatorias de índole personal, marcan un límite que no estoy dispuesta a cruzar”.