Sonia Guinansaca y Gaby Pacheco de Ecuador; Estefanía Ramírez, Olga Reyes y Guillermo Martínez, de México, por ahora no pueden seguir con el “sueño americano”. Ayer el Acta de los Sueños (Dream Act), que estaba creada para allanar el paso hacia la residencia de alrededor de 800 000 jóvenes que llegaron a este país cuando tenían menos de 16 años, naufragó en el Senado.
Fue la última oportunidad para pasar una ley que se convirtió en el último símbolo de la lucha de los inmigrantes en EE.UU. Chicos y chicas de rostros hispanos llenando las galerías del senado, muchos de ellos orando a la espera de que se les hiciera el milagro.Pero, no se les hizo y pese a la incasable presión que ejercieron los jóvenes a través de centros de llamadas telefónicas que instalaron en Los Ángeles, Chicago y Nueva York, para bombardear con mensajes a los senadores y las visitas personales a los políticos de los estudiantes indocumentados, no lograron conseguir el número mágico de 60 votos. Solamente apoyaron 55 demócratas. Ningún republicano votó a favor.
Tras el acuerdo bipartidista, logrado el viernes para extender por dos años más el no pago de impuestos para la clase media alta y los más ricos del país, los esfuerzos desde la Casa Blanca se enfocaron en lograr pasar tres grandes proyectos que no convencen a los republicanos: el Acta de los Sueños, el ingreso de los gays y lesbianas a las Fuerzas Armadas sin que se vean obligados a ocultar su condición y la ratificación del tratado de reducción de armas nucleares con Rusia.
Eso sin contar que para el caso particular del Ecuador es importante la extensión de las preferencias arancelarias para más de 400 productos ecuatorianos que entran a EE.UU. libres de aranceles. Para el análisis de este proyecto aún no hay fecha de debate.
El presidente Barack Obama y varios secretarios de Estado, el viernes, se sumaron al ejército de líderes latinos y defensores de los inmigrantes a cortejar a los senadores republicanos para que respalden el Acta de los Sueños.
“Es lamentable lo que acaba de ocurrir. Eso manda un mensaje negativo y antiinmigrante que raya en la xenofobia. Espero que los senadores no dejen que muera esta posibilidad a futuro, pero es previsible que esto tendrá consecuencias en las elecciones entre la mayoría hispana”, dijo el embajador del Ecuador, Luis Gallegos.
La suerte estaba echada cuando el senador republicano, John McCain, otrora defensor de los inmigrantes, se levantó durante la sesión y dijo que los republicanos “no vamos a permitir que pase una legislación que solo quieren los demócratas cuando está a punto de entrar otro Congreso”.
El futuro de esta ley es incierto, añadió, pero su juventud les permite decir a los jóvenes que “solo es una batalla perdida y que la guerra por sus sueños continúa”.
A los llamados clamorosos de diarios como The New York Times, Washington Post y Los Angeles Times, para que se haga justicia con los jóvenes, se sumaron las asociaciones de profesores y de estudiantes, las comunidades religiosas y las asociaciones de pequeños negocios.
Incluso el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg pidió que el proyecto del Dream Act o Acta de los Sueños pase y se convierta en ley. Sin embargo, ninguno de estos llamados tuvo eco entre los republicanos.