La efervescencia electoral se ha apoderado de Colombia. En cafeterías, oficinas, buses y calles la gente no hace más que hablar de un tema: las elecciones presidenciales de mañana, las más reñidas desde el año 1998.
fakeFCKRemoveEn Corferias, el mayor recinto de exposiciones del país, la charla es electoral. Carolina Montealegre no tiene dudas: su voto será por Antanas Mockus del Partido Verde. “A partir de la educación se puede hacer la diferencia”, dice esta caleña de 29 años que vive en Bogotá y cree en esta propuesta es de corte ciudadano.
Una compañera asiente esas palabras y agrega que el candidato ‘verde’ es el indicado para romper con la actual hegemonía política de Colombia.
Pero al igual que ambas creen en la “legalidad democrática” del ex Alcalde de la capital, en la otra orilla hay personas como el cartagenero Enrique Maldonado, estudiante de sonido de 26 años, que está convencido que solo Juan Manuel Santos puede garantizar la política de seguridad del gobierno de Álvaro Uribe.
Así viven los colombianos la víspera de las presidenciales de mañana, que se presentan cerradas y decisivas en el futuro del país.
Cerradas porque aunque es la primera vuelta electoral y hay nueve aspirantes a la Casa de Nariño, Mockus y Santos se han despegado del pelotón y han polarizado la competencia.
Decisivas porque del resultado de la jornada de mañana dependerá cuál de los dos candidatos saldrá mejor posesionado de cara a la segunda vuelta electoral que será apenas 20 días después.
A 24 horas de los comicios, todas las encuestadoras coinciden en que prevalece un empate técnico entre ambos postulantes.
También coinciden en que ninguno logrará el mágico 51% de votos para ganar la Presidencia en una sola vuelta.
De ahí que nadie se atreva a pronosticar si Mockus o Santos se impondrá en el que será mañana el primer ‘round’ electoral para sustituir en la Casa de Gobierno a Álvaro Uribe Vélez.
Lo que sí está claro en Colombia es que Mockus encarna un anhelo de cambio en la forma tradicional de hacer política, que en los últimos años estuvo salpicada por escándalos como la ‘parapolítica’, según explica el analista y encuestador Jorge Londoño.
Mientras que Santos representa la continuidad del ‘uribismo’ en el poder. Con ello, la prolongación de una agresiva política de combate a los grupos alzados en armas que no ha respetado fronteras y ha conducido a una crisis diplomática aún irresuelta con Ecuador y Venezuela.
En efecto, esta campaña electoral ha resultado única, pues es la primera vez que desde el exterior se ha intervenido en un asunto interno como los comicios.
Específicamente desde Venezuela, donde Hugo Chávez ha repetido una y otra vez que una eventual elección del ex ministro Juan M. Santos significaría mayores obstáculos para la ya deteriorada relación bilateral.
Y ayer, en otra declaración desde Caracas, el gobernante dijo estar dispuesto a dialogar con el próximo mandatario colombiano, aunque sutilmente deslizó una condición: “Ojalá que el próximo Presidente sea un presidente con el que se pueda hablar, establecer acuerdos de respeto”. A Chávez los candidatos lo han acusado de querer “influir” en el resultado de mañana.
Para mañana, 29,9 millones de colombianos (de un total de 45,5 millones) están habilitados para elegir al sucesor de Uribe.