Las preguntas roban el sueño a los familiares de los pasajeros del vuelo MH370. Nadie sabe lo que ocurrió a bordo. Nadie sabe si el avión se estrelló, si llegó a planear sobre el agua, o si alguna de las 239 personas que iba a bordo tuvo alguna oportunidad de sobrevivir. La incertidumbre está llevando al límite de la desesperación a muchos.
Han pasado más de tres semanas y todavía no se ha respondido a ninguna de estas preguntas. Selamat Omar, de 60 años, reza todos los días, una y otra vez. Este campesino aguarda en el hotel Everly de Kuala Lumpur. Su hijo menor, Jairul, de 29 años, iba a bordo del avión desaparecido. “En el fondo de nuestro corazón sabemos que no volveremos a ver al chico”, comenta hoy, domingo 30 de marzo, con lágrimas en los ojos. “Pero no están encontrando resto alguno (del aparato) ¿Cómo puede ser eso? Rezamos y rezamos y esperamos que ocurra un milagro”.
Su mujer no pudo más y se marchó del hotel en Kuala Lumpur. Regresó a Pahang con sus otros dos hijos. Su hijo Jairul es ingeniero aéreo. Es alguien que conoce a fondo los aviones, aseguran los diarios. Podría ser el que habría desactivado los sistemas de comunicación. Selamat lo niega indignado. “Él reparaba aviones, nada más”, agrega. Selamat encontró consuelo en otros familiares. “Oramos juntos y compartimos nuestras esperanzas”, agrega.
Mahmud Sabri (de 55 años) puntualiza: “Nosotros hablamos, pero cada uno tiene sus propias preocupaciones y pensamientos”. Su sobrino Muhammad Razahan Zamani (de 24 años) y su esposa iban en el vuelo MH370 para celebrar su aplazada luna de miel. “Mientras no encuentren restos, hay esperanza”, señala Sabri. “Tal vez el avión pudo llegar a algún sitio y esperan a que se les rescate”, agrega. La incertidumbre de no saber qué ocurrió en el avión, eso es lo peor, remata. “Nuestro dolor es inmenso. Queremos de una vez por todas tener una respuesta definitiva”.
Bernd Gans perdió a su hija en 2009. Volaba en el avión de Air France que se estrelló en el Atlántico. Tardaron dos años en encontrar la caja negra y sólo entonces los familiares pudieron finalmente saber qué sucedió. Uno puede llegar a aceptar que el familiar no vuelve, pero los interrogantes persisten, relató hace poco: Uno se pregunta cómo murió, si sufrió, si se llegó a dar cuenta de que se iba a morir, por ejemplo porque el aparato entró en barrena, o si algún pasajero gritó o si fue una muerte repentina o lenta”.
El ministro de Transporte de Malasia, Hishammuddin Hussein, visitó el sábado a los familiares en Kuala Lumpur. A la salida se le veía muy afectado. “Me duele en el alma no poder responder a sus preguntas más acuciantes como dónde están nuestros seres queridos o qué les ha pasado”, dijo.
Selamat y Mahmud todavía no han visto a los abogados de Estados Unidos que están asesorando a los familiares en Kuala Lumpur en la demanda contra Malaysia Airlines y el fabricante del avión, Boeing. “Cómo se puede pensar ya ahora en eso”, señala Selamat.