Con estas palabras, dichas ante las cámaras del primer canal de la Radiotelevisión Italiana (RAI), el papa Francisco puso fin hoy a su afectuoso contacto con la multitud que lo esperaba en el portón Santa Ana, uno de los ingresos de la Ciudad del Vaticano.
El pontífice había acabado de oficiar misa en la pequeña iglesia que lleva ese nombre, situada a pocos metros del portón, y accedió a la requisitoria de acercarse que le hacían llegar desde la calle cientos de personas que se habían reunido para saludarlo.
En un gesto sorprendente, de total ruptura con el protocolo, el Santo Padre se mezcló entre los fieles, repartiendo bendiciones y besos, estrechando manos y brindando frases de afecto, como las que prodigó a Pietro Orlandi, hermano de la joven Emanuela, que vivía en el Vaticano y murió en 1993.
Sucesivamente, y antes de volver al Palacio Apostólico para el Angelus dominical, pidió por San Lorenzo con esas cuatro palabras que fueron recogidas por los micrófonos del camarógrafo de la RAI y difundidas en el telediario de las 13:30.
Trascendió hoy que el Papa recibiría una camiseta especial de San Lorenzo que será exhibida en el Vaticano y en la que, por encima del emblema del club azulgrana, ha sido diseñada una aureola de color oro.
San Lorenzo, uno de los cinco “grandes” del fútbol argentino, celebró la designación de su hincha más famoso con una camiseta especial y con la que ganó el sábado 1-0 en cancha de Colón de Santa Fe, aunque con un gol en contra y un juego que provocó ironías en la prensa de Buenos Aires.
“Milagro, San Lorenzo ganó sin tirar al arco” , “Un gol que cayó del cielo” o “San Lorenzo ganó aunque su juego fue de pobreza franciscana”, ironizaron algunos comentaristas, al recordar que Jorge Bergoglio eligió llamarse Francisco por Francisco de Asís, el santo de los pobres.
“Esto era un partido de fútbol, le dije a los jugadores que los milagros son otra cosa”, afirmó tras la victoria Juan Pizzi, DT de San Lorenzo, cuyo colega Roberto Sensini, de Colón, renunció tras la derrota, por la pobre campaña de su equipo.
Milagro o no, San Lorenzo ganó con un jugador menos por la expulsión de Mauro Cetto a los 33’, con un gol en contra con la mano rival y después de siete años sin triunfos en una ciudad paradójicamente llamada Santa Fe.