Hacía muchos años que una huelga general no unía a las tres centrales sindicales en Argentina y el paro fue total.
Como pocas veces se ve no había ómnibuses ni trenes, no había taxis ni el envejecido servicio de subterráneo y ni siquiera vuelos domésticos.
La ‘bronca’ de los dirigentes sindicales se expresó un una extensa rueda de prensa transmitida por medios críticos, aquellos cercanos al grupo Clarín, el más grande diario de la Argentina y el más fustigado por el gobierno que encabeza Cristina Fernández de Kirchner( ‘Kristina’).
La Presidenta ha efectuado viajes al exterior. Se ha reunido hasta con el papa Francisco, que no obró el ‘milagro’ y la inflación sigue disparada al 7%, los precios de los alimentos suben todos los días. Esa inflación solo es superada en nuestro continente por las cifras que exhibe la dislocada Venezuela, inmersa en una crisis política y social tremenda hace dos meses, víctima del populismo y la polarización.
La señora ‘Kristina’ no logra levantar cabeza desde la pérdida de las elecciones parlamentarias de octubre y no se resigna a saber que esa derrota, cantada como victoria, solo presagia el fin de la década en que ella y su marido Néstor(+) gobernaron la Argentina bajo la sombra de los íconos de Perón y Evita.
La disidencia de Sergio Massa en el frente político, tienen otra cabeza visible: Hugo Moyano, máximo dirigente sindicalista de la poderosa CGT, hasta hace pocos años comensal de la Casa Rosada (Palacio de Gobierno ) y heredero de la central sindical peronista que el general Juan Domingo Perón copó y controló como brazo agitador clave a mediados de los años cincuenta del siglo pasado.
El Frente para la Victoria se va quedando solo, ya se fueron varios dirigentes, ya están lejos los peronistas federales del Congreso y se fueron los sindicalistas. Al kirchnerismo de ‘Kristina’ de peronismo le queda poco, solo sus formas y usos porque hasta la marcha peronista sonó como telón de fondo de la mesa sindical, ahora en frontal oposición.