Su carrera periodística comenzó en 1943 en United Press International (UPI) y empezó a informar desde la Casa Blanca en 1961. El lunes, Helen Thomas, de 89 años, puso fin a su trabajo, tras unas controvertidas declaraciones sobre Israel.
En el marco de la celebración del Mes del Patrimonio Judeo- Americano, el 27 de mayo, Thomas afirmó que es tiempo de que los israelíes “se vayan de una vez por todas de Palestina… A Alemania, a Polonia, a Estados Unidos o a cualquier otra parte”, dijo en una entrevista con el sitio web RabbiLIVE.com.
Las declaraciones fueron subidas en esa página web y se difundieron rápidamente por Internet. Y desataron la indignación en la comunidad judía, la Casa Blanca y sus propios compañeros. La disculpa que ofreció tuvo poco efecto.
Durante 49 años Thomas provocó, puso nerviosos y llegó a enfadar a todos los presidentes estadounidenses, desde John F. Kennedy, con sus incisivas preguntas.
Helen Thomas se sentaba en las ruedas de prensa en la Casa Blanca siempre en el centro de la primera fila y su signo distintivo era su color de labios rojo intenso.
Su sitio fue el único que llevaba un cartel con su nombre. Ningún otro corresponsal escondía tan poco sus propios puntos de vista políticos y mezclaba tanto la información con su propia opinión. Eso se vio especialmente durante el mandato del presidente George W. Bush, al que Thomas no dejaba de atacar por la guerra de Iraq. Un ejemplo: a una dura pregunta suya, la portavoz de Bush, Dana Perino, respondió que el Presidente lamentaba la muerte de civiles. Y ella volvió a la carga: “Lamentar no devuelve vidas”.
Thomas, hija de inmigrantes libaneses, dejó claro que su corazón latía por los palestinos y con la edad ganó también agresividad. Las preguntas se hicieron cada vez más polémicas, hasta el punto que sus compañeros llegaban a asustarse. Muchos pensaban desde hacía tiempo que era momento de que se marchara.