Playas blancas con palmeras, aguas de un azul turquesa y románticas puestas de sol. Semejante escenario con los príncipes Guillermo y Catalina como protagonistas en una recóndita isla del archipiélago Scheychelles sería una exclusiva más que apetecible para los fotógrafos de la prensa rosa.
Pero, al menos de momento, los paparazzi se abstienen. “Como otros periódicos, nos hemos comprometido a no publicar fotos de la luna de miel de la pareja real, a menos que sean distribuidas por Palacio”, aclaró el diario “The Times” a sus lectores.
La verdadera cuestión es si la distancia adoptada por los medios británicos se debe a una iniciativa propia o a la presión de la Casa Real, que antes de la boda ya dejó claro que la pareja no deseaba que se informase de su viaje de novios. Nada se ha comunicado oficialmente respecto al destino de los recién casados y no se prevé tampoco que se distribuyan imágenes desde la Casa de Winsord.
La amenaza velada parece clara: quien se atreva a informar sobre el viaje podría tenerlo difícil en el futuro para conseguir informaciones sobre los miembros de la realeza británica. De hecho, la información de que la lujosa y alejada isla es el destino de Guillermo y Catalina no llegó de fuentes reales, sino del sector turístico.
Pero a pesar de haberse desvelado el lugar, la estancia de los príncipes parece estar todavía a salvo de los amantes del papel cuché. Ninguna foto ni detalle salió de momento a la luz. Y la policía de la isla prometió “hacer todo lo posible” para que los jóvenes disfruten con tranquilidad de sus vacaciones.
La despedida de soltero del segundo en la línea sucesora al trono británico ya fue casi una auténtica operación de alto secreto para conseguir despistar a la prensa, algo que Guillermo y su hermano Harry finalmente consiguieron. Tras la boda, celebrada el 29 de mayo, los duques de Cambridge iniciaron el juego del gato y el ratón con la prensa. Primero, viajaron durante varios días en helicóptero a un lugar secreto.
Y después, Guillermo retomó por sorpresa su entrenamiento como piloto en la Royal Air Force. Tan sólo unos pocos días después del enlace surgió la noticia de que el príncipe salvó la vida a un juez retirado que sufrió un infarto durante una excursión en las montañas. Para cuando esa información llegó a los periódicos, la pareja real ya tenía las maletas hechas y se encontraba a bordo de un avión privado rumbo al océano Índico.