Una vergüenza más acumula la Organización de Estados Americanos (OEA), en sus posturas sobre la crítica situación de Venezuela.
Los representantes de varios países decidieron bloquear la divulgación pública de la presentación de la legisladora de oposición y ex precandidata presidencial, María Corina Machado.
Lo lograron. María Corina Machado habló ante el Consejo Permanente de la OEA, sin cámaras, sin periodistas, en silencio. Un silencio que muchos representantes de los gobiernos consiguieron.
Todo esto ocurre mientras durante más de un mes la represión brutal de la Guardia Nacional Bolivariana y las protestas de estudiantes y la oposición ya costaron la vida de 31 personas y hay decenas de detenidos, entre ellos el líder político opositor Leopoldo López, preso en un cuartel militar por orden de una justicia dependiente de la entente político-militar que gobierna Venezuela.
El debate sobre la vigencia de una institucionalidad continental impotente y hasta cómplice de las violaciones a los derechos humanos y la libertad de expresión no se sostiene con la invocación a la soberanía. No hay soberanía que oculte la situación.
Tras 15 años de desgobierno del Partido Socialista de Venezuela, que ha sumido al pueblo venezolano en la violencia, el crimen y el desabastecimiento de alimentos, la crisis estalló en las manos del presidente Nicolás Maduro, que ganó la elección pero cuya legitimidad se pone en duda por la dura represión desatada y las burlas a la oposición y el bloqueo a la libre información. Periódicos sin papel, televisoras sin señal y periodistas agredidos, tal el mapa del que el presidente Maduro y la élite pseudo bolivariana pinta y sobre el cual tendrá que rendir cuentas.
Por ahora a Corina Machado, la alianza que protege a Maduro silenció que su discurso trascienda a la opinión pública. En Caracas esperan a María Corina para despojarle de la inmunidad parlamentaria y encausarla penalmente.