La obra de Sergio Ramírez es diversa

A los lectores recomiendo toda la ficción de Sergio Ramírez, ex vicepresidente sandinista de Nicaragua. ‘Castigo divino’, su primera y muy buena larga novela “policíaca”, casi olvidada injustamente, retrata con maestría la León natal del autor.

Su novela más conocida es probablemente ‘Margarita, está linda la mar’ por haber ganado el primer Premio Alfaguara en 1998. Recrea el asesinato del primer dictador Somoza, en la Nicaragua prerrevolucionaria, con buena dosis de humor y regionalismo, pues está presente el leonense Rubén Darío como personificación literaria de la época por excelencia. Yo admiro más su posterior ‘Mil y una muertes’ por su estructura narrativa y la complejidad de su prosa barroca. Es otra novela política sobre el Sandinismo durante y después de la época del segundo Somoza, derrocado por Ramírez y sus correligionarios. También recomiendo las “memorias” de Ramírez ‘Adiós, muchachos’ que ofrece una perspectiva desde adentro del cisma entre los sandinistas moderados, encabezados por el autor, y los hermanos Ortega y sus condiscípulos en el poder, más radicales.

Lo que me gusta más de la nueva novela de Ramírez es cómo retrata la nueva realidad neoliberal de los noventa en su patria.

El trasfondo de la trama narcopolicíaca de ‘El cielo llora por mí’ es una Nicaragua donde a las chicas “les ponían nombres de personajes de telenovelas' o de marcas comerciales” en vez de “ser bautizadas con nombres de heroínas sandinistas” como en años anteriores.

Por toda la investigación llevada a cabo por el inspector Morales, ex guerrillero, la novela yuxtapone la ultracursi realidad de despilfarro y latrocinio de los narcoyuppies, y sus patrocinadores del norte con la del país ya paupérrimo, con la gran mayoría de los nicas. Como crítica de la política de libre comercio impuesta en América Latina, esta obra vale tanto como mi otra novela predilecta dedicada al mismo tema ‘Mala onda’, del chileno Alberto Fuguet.

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