En España se repiten cada año las protestas contra Papá Noel y en favor de los reyes magos. En Argentina, un arzobispo llamaba estos días a desterrar al ‘señor gordo vestido de rojo’. Ahora Alemania inició una ambiciosa campaña contra esa ‘inventada figura mediática’ y en defensa del histórico personaje, San Nicolás.
En Alemania la guerra es pacífica. No hay insultos, no se empapelan las calles con carteles de ‘gordo cabrón’, como ya sucedió en Madrid. No existen videos similares a los realizados en los últimos años por empresas de publicidad españolas, en los que a ritmo de rap, el hombre del Polo Norte era tachado de capitalista, explotador, estafador y contaminante, entre muchos otros encantos.
Tampoco hay manifestaciones ni intentos de entrar a ningún zoológico para demostrar que es una estafa y que los renos de Santa Claus no vuelan, como ya ocurrió una vez en la capital española.
Todo parece más calmado entre los alemanes. Los católicos se han propuesto simplemente hacer entender a la sociedad que el anciano del trineo es solo un producto publicitario, mientras que San Nicolás, protector de los que se encuentran en peligro, patrón de marineros, comerciantes y caminantes, pero, sobre todo, amigo de la infancia, transmite valores como la solidaridad, la justicia y el altruismo, cada vez más ausentes en el mundo actual.
La tradición, una de las más importantes en el norte del Viejo Continente -básicamente en Holanda, Bélgica y Alemania-, tiene mucho más peso y fundamento histórico, argumentan. “La Navidad es cada vez más una fiesta del consumo cuando en realidad, es una de las tres celebraciones más importantes para los cristianos”, dijo el padre Simon Rapp, presidente de la federación de Jóvenes Católicos Alemanes (BDKJ), iniciadora de la campaña ‘Por una zona libre de Papá Noel’.
“Queremos devolverle su significado original”, insistió, y el primer paso para ello es eliminar al culpable de la comercialización de esa fiesta: Papá Noel. A diferencia de él, San Nicolás, que fue obispo de Mira, en Turquía, en el siglo IV, “no anima al consumo y es transmisor de los valores cristianos de solidaridad y caridad”.
Para demostrarlo, los organizadores de la campaña intentan seguir su ejemplo ayudando en ancianatos, escuelas, hogares de niños con dificultades, repartiendo galletas de Navidad, comida entre los pobres o acompañando a los más mayores al cine.
Desde la llegada de San Nicolás, la noche del 5 de diciembre hasta la Navidad, la BDKJ, la obra social de San Bonifacio y otras organizaciones católicas participan en más de 200 actividades y planean visitar a más de 50 000 ancianos, enfermos, presos y gente sola, indicaron sus portavoces.
‘Por una zona libre de Papá Noel’ incluye conciertos para recordar el nacimiento de Jesús, encuentros con niños para fabricar figuras de chocolate del santo, mercadillos de Navidad y festejos de Adviento, expuso Rapp.
Entre una de las acciones más llamativas está la del prestigioso chef Leander Roerding-Veldboom, del Hotel Hilton de Berlín, que el 11 de diciembre cocinó y sirvió personalmente 400 presas de pato a personas sin hogar. Todo ello para concienciar sobre el consumo irresponsable en estas fechas y para demostrar que ningún niño del mundo necesita miles de regalos para ser feliz.
“Los niños tienen que conocer el personaje real de San Nicolás y su leyenda”, enfatizó el portavoz de la obra social de San Bonifacio, Alfred Hermann. No en vano, muchos no saben ni siquiera que San Nicolás y Papá Noel son la misma persona, lamentó.
Mientras tanto, en Facebook proliferan los grupos alemanes que demonizan al ‘hombre barrigudo de la Coca-Cola en la mano’ para defender al santo.