Ella es la dueña y señora de los museos en Berlín: con su distinguida y aristocrática sonrisa, Nerfertiti reina en la isla de los museos atrayendo a cientos de miles de visitantes todos los años.
En el Nuevo Museo, abierto hace poco más de un año, ella es el atractivo principal de la muestra egipcia. Y cada vez que el director del Consejo Superior de las Antiguedades de Egipto, Zahi Hawass, pide su devolución, petición que hace cada dos meses, topa con la misma respuesta en Berlín: los argumentos históricos y legales. Sin embargo, no solo el aspecto legal es el decisivo.
Los responsables en Berlín saben que para captar visitantes en el museo tienen mucho más atractivo las piezas majestuosas como el busto de Nefertiti o la puerta de Ishtar de Babilonia que las pequeñas tablas de barro o complementos hallados en las tumbas.
Es por ello, y en parte también por razones de conservación, que quieren mantenerlas a toda costa, porque saben que son la base de sus visitas. También ahora ni la Fundación Preussischer Kulturbesitz ni el gobierno alemán dudan de la posesión del busto egipcio, de más de 3 300 años de antiguedad.
Nefertiti fue adquirida en 1913 en el marco de un reparto legal por parte de la Sociedad Alemana para Oriente y posteriormente adquirida por el Estado prusiano. Así consta por escrito en los documentos, insiste Berlín. Hawass sin embargo sostiene que el arqueólogo Ludwig Borchardt, que descubrió el busto de la esposa del faraón Akenatón, consiguió engañar a los responsables en aquella época en El Cairo, cuando estaban bajo la administración colonial francesa.
Los que se podrían ver afectados por esta disputa son los arqueólogos alemanes que en las excavaciones tienen que trabajar codo con codo con los responsables del país donde están investigando, y estos son los mismos que hace décadas dejaron partir los hallazgos cuya devolución reclaman ahora.
En Iraq seguro que están contentos de que la famosa puerta de Ishtar se encuentra a buen recaudo en Berlín, ya que en la actualidad los lugares arqueológicos del país no pueden ser protegidos adecuadamente del saqueo y el deterioro. Pero en Egipto, donde Hawass quiere abrir dos nuevos grandes museos con los hallazgos más espectaculares, las cosas se ven de forma diferente. Hawass considera una ofensa el argumento de que Nefertiti tal vez no estaría muy segura allí, pese a que recientemente fueron robados a plena luz del día dos cuadros de Van Gogh de un museo en El Cairo.
Hasta la fecha, las autoridades egipcias no han implicado directamente en la disputa por Nefertiti a los arqueólogos alemanes que trabajan en el país, pero lo ocurrido en Turquía muestra que la situación podría cambiar con el paso del tiempo. Las autoridades turcas, debido a la polémica por la esfinge de Bogazköy, se han negado más de una vez a dar una licencia de excavación para obligar a los alemanes a devolver la figura procedente de la que fuera capital de los hititas, Hattusa (en Turquía).