Entrevista a Camilo Herrera Mora. Economista y filósofo colombiano
¿Qué factores explican el fracaso de las encuestas en la primera vuelta electoral del domingo en Colombia?
Hay cinco elementos importantes para ello. En primer lugar las estructuras de las muestras. Las cuatro encuestadoras principales no le dieron demasiada cobertura a los municipios intermedios y pequeños. La gente que hace investigación sabía que esas localidades tenían un peso importante en un resultado electoral. Eso quedó demostrado en el eje cafetero, zona atlántica y otras áreas.
Si sabían que era un elemento relevante, ¿por qué las firmas especializadas no le dieron la importancia que merecían esos municipios?Ahí está el problema de la encuesta, que tiene una relación costo-beneficio. No se puede encuestar a todo el mundo porque no hay recursos suficientes. Entonces lo que se hace es tomar aleatoriamente ciertos municipios que sean representativos. Y en ese punto, al ser una selección aleatoria, pueden terminar siendo no tan representativos como se quisiera.
¿Cuál es el segundo factor que explica las diferencias entre los pronósticos y el resultado final a favor de Juan Manuel Santos?
La última encuesta se hizo 15 días antes de la última elección presidencial y en ese tiempo sí hubo cambios muy grandes en las condiciones de la campaña electoral. Por eso, hace 15 días, se puede decir que las encuestadoras no fallaron.
¿Pero no es demasiada diferencia 25 puntos entre dos candidatos que las encuestas decían que estaban empatados?
Ahí entra el factor estadístico. Todas las encuestas trabajaron sobre niveles de confianza del 95%, lo que significa que se excluye al 5% de la población y con márgenes de error de entre 3 y 5 puntos. Es decir hay un 10% que no se puede controlar y que, por lo tanto, se puede mover muy fácilmente. . En ese punto los municipios pequeños y medianos tienen un peso muy importante.
¿Pero en ese tiempo de veda en la publicación de cifras las encuestadoras sí pudieron medir y esos estudios tampoco visualizaban una diferencia tan amplia?
Entiendo eso y Jorge Londoño de Invamer-Gallup fue de los pocos encuestadores que ha dado la cara. Ahí entra en juego nuevamente el tema de los problemas en la selección de la muestra.
¿Y cuáles son los otros tres factores para el fracaso de los sondeos?
El exceso de encuestas afectó el mercado: hubo tres firmas que publicaban sus estudios en dos días. Eso desinformaba al mercado. El cuarto factor es que el análisis de los medios de comunicación fue malo. Los medios contrataron encuestas y se dedicaron a publicar números. No analizaron las cifras, ni hicieron los cruces correctos con las variables para saber qué estaba pasando. Y por último, aunque no hay un estudio que lo pruebe aún, mucha población con preparación fue en contra de la encuesta, sin dejarse influir por los resultados.
Pero después de tal diferencia, ¿no cabe la sospecha de que las encuestadoras querían beneficiar a determinadas candidaturas?
La sospecha puede existir y es válida. Pero Datexco, Invamer-Gallup, Ipsos y CM& son de un nivel técnico alto y de profesionalismo. Lo que sí queda claro es que entre ellas mismas hubo diferencias grandes y eso se debe a un problema de metodología de la encuesta.
¿Esta falla de las encuestas es nueva o ya ha ocurrido en otros procesos electorales?
Siempre ha existido brecha, pero no tan grande. En el lapso que no se publicaron las cifras y hubo los debates presidenciales, la intención de voto de Antanas Mockus se perjudicó. Hay que tomar en cuenta que las encuestas necesitan dos días de trabajo de campo, uno de análisis y se publican cinco días después de que se hizo la pregunta. En esos cinco días es posible que la persona que contestó que iba a votar por A posiblemente ya está pensando en votar por B, dependiendo de las condiciones del entorno político.
Después del fracaso de las firmas, ¿qué va a pasar con las encuestas que se publicarán desde hoy hasta el 12 de junio? ¿Va a repetirse una brecha tan grande?
La confianza va a ser difícil de recuperarla. Más aún cuando los propios medios que las contrataron les dieron muy duro a las encuestadoras. La gente ya no va a creer tanto en la encuesta. Mucha gente va a empezar a responder a la encuestas que va a votar por el “deber-ser”. Sin embargo, en el momento de la votación, es posible que cambie su decisión.