A 238 ascendió la cifra de muertos y a 1,8 millones la de damnificados por las lluvias que han azotado a Colombia, que en la actual temporada de fin de año son consideradas como las más intensas de las últimas cuatro décadas.
El Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres señaló que en lo corrido de 2010 también se han registrado 250 heridos, 103 desaparecidos, 2 014 casas destruidas y 277 450 averiadas.
Los estragos han sido especialmente notorios desde octubre, cuando empezó la habitual temporada de lluvias de fin de año, agravada esta vez por la presencia del fenómeno de La Niña, que consiste en la llegada de corrientes frías a la costa del océano Pacífico.
Ayer, el presidente Juan Manuel Santos anunció que donará su salario de un mes para atender a los afectados por las lluvias, al visitar una región anegada del norte del país, donde ingenieros militares estadounidenses tratan de taponar un estratégico dique.
“El Presidente tiene que dar ejemplo (y) entonces no va a donar un día sino todo un mes de salario para los damnificados”, declaró el Mandatario en Cartagena, donde también pidió a los empleados de todas las ramas del sector público del país unirse a esa causa.
Santos formuló la declaración al entregar viviendas a los damnificados en una barriada de Cartagena y visitar otras localidades anegadas del norte del país, una de las regiones más afectadas por las lluvias sin precedentes. El desastre más grave dejado por las precipitaciones hasta el momento fue un alud ocurrido el domingo en un barrio de la localidad de Bello, área metropolitana de Medellín (400 km al noroeste de Bogotá), donde se calcula que unas 120 personas quedaron sepultadas por el deslizamiento de tierra.
Hasta ahora, los rescatistas han recuperado en Bello los cuerpos sin vida de 59 personas, según las autoridades.
El Presidente colombiano decretó el martes pasado el estado de excepción para afrontar el desastre. Santos agradeció nuevamente la ayuda internacional para atender la emergencia, como la que durante estos días prestan varios ingenieros militares estadounidenses que tratan de tapar un dique que colapsó tras la crecida de un brazo artificial del río Magdalena, lo que inundó varios pueblos del departamento (provincia) de Atlántico, cuya capital es la ciudad de Barranquilla.