La campaña contra el narcotráfico que lanzó el presidente de México, Felipe Calderón, desde que llegó al poder el 1 de diciembre del 2006, ha tenido un éxito parcial.
Las guerras entre carteles rivales se han salido de control y preocupan a los mexicanos, inversionistas extranjeros, turistas y al Gobierno estadounidense.Bandas de narcotraficantes lanzaron una campaña de intimidación antes de las elecciones del próximo domingo en gran parte del país. En ese contexto fue asesinado el candidato favorito para ganar la elección de gobernador del estado de Tamaulipas, Rodolfo Torre, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Presuntos sicarios de la droga además mataron este año a un candidato a alcalde del oficialista Partido Acción Nacional (PAN), en Tamaulipas. Estos crímenes representan “un mensaje contundente” del narcotráfico que busca mostrar su capacidad de desafiar a las instituciones, atacando un proceso electoral, dice Raúl Benítez, experto en seguridad.
Durante años, la intervención del narcotráfico en la contienda electoral mexicana se limitó a aportes económicos a través de testaferros, pero “ahora opinan a balazos”, subraya Benítez.
Las investigaciones sobre el asesinato de Torre están en su primera fase y en voz baja algunas fuentes ya señalan al cartel de Los Zetas como el autor más probable.
“… Frente a tal desgracia, el presidente Felipe Calderón aceptó por fin lo que desde el primer día de su mandato era obvio: que la lucha contra la inseguridad debía ser una batalla del Estado mexicano y no solo del gobierno panista”. Así opinó ayer el diario El Universal en su editorial, en el cual admite que México está enfrentando una crisis de Estado.
Estados Unidos apoya fuertemente la guerra contra el narcotráfico que lanzó el presidente Calderón (50 000 militares combaten en las calles); además entregó a México más de USD 1 000 millones para financiar el entrenamiento policial y comprar equipo y helicópteros.
El crimen de Torre, por primera vez, salpicó a los mercados y amenaza con ahuyentar a más inversionistas. Afectado por la noticia del ataque, el peso mexicano cayó el lunes un 0,70%.
El Mandatario ya pasó la mitad de su mandato de seis años y los crímenes van en aumento. Eso puede impactar a futuro en la economía a medida que los inversores perciban que no hay seguridad. “El impacto se sentirá más a largo plazo cuando entidades extranjeras decidan invertir en México y la falta de seguridad pueda ser un factor a considerar”, asegura Francisco Diez, director de mercados emergentes de RBC Capital Markets.
Un asesor de asuntos internacionales de Calderón admite que el Gobierno está preocupado por la inversión extranjera. “Nos preocupan los efectos colaterales que pueda tener este crimen organizado, como es la posible caída de la inversión extranjera”, señala Rafael Fernández de Castro.
El consultor en seguridad Alberto Islas cree que la estrategia del Gobierno federal no ha funcionado porque hay un mayor volumen de producción y tráfico de drogas en México y siguen pasando por las aduanas armas desde Estados Unidos. “La ofensiva de Calderón ha sido ineficiente porque hoy México produce más marihuana que hace tres años y es el principal proveedor de metanfetaminas en Estados Unidos”.