El terremoto que sacudió Mendoza la semana pasada podría tomarse como un anuncio de lo que estaba por venir a nivel político.
La ciudad argentina recibirá este viernes no sólo la XLIII Cumbre del Mercosur, sino que será sede también de una reunión extraordinaria de la bconvocada después de la controvertida destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo.
El encuentro del Mercosur servirá para que el bloque, que sesionará por primera vez sin uno de sus miembros, decida qué medidas adoptar después de que el Senado paraguayo destituyera a Lugo el viernes pasado en un juicio político exprés que recibió la condena de las naciones de la región, algunas de las cuales retiraron incluso a sus embajadores de Asunción.
Los estados miembro (Argentina, Brasil y Uruguay) y asociados (Venezuela, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú) del Mercosur expresaron el domingo “su más enérgica condena a la ruptura del orden democrático acaecido en la República del Paraguay, por no haberse respetado el debido proceso” y decidieron excluir a ese país de las reuniones preparatorias, así como de la cumbre de presidentes de esta semana.
Estas naciones acordaron que en la cumbre se definan “ulteriores medidas a ser adoptadas”, tal como está previsto en la Cláusula Democrática del Protocolo de Ushuaia “en caso de ruptura del orden democrático” en alguno de los estados firmantes. La expectativa para este viernes se centra entonces en la posible suspensión de Paraguay del bloque de integración comercial.
“El Mercosur aplicará los tratados que firmamos”, fue la escueta respuesta del canciller argentino, Héctor Timerman, el fin de semana ante la pregunta del diario “Página 12” de si el Mercosur castigaría a la nación paraguaya. Pero la suspensión de Paraguay, cuyo nuevo presidente Federico Franco cuestionó este lunes la decisión del bloque de excluirlo de la cumbre “sin que se haya dado oportunidad alguna al Estado afectado para pronunciarse sobre el particular”, podría tener consecuencias no sólo para Asunción, sino que también podría abrir la puerta al ingreso de Venezuela al Mercosur.
La incorporación de Venezuela como miembro pleno fue adoptada a nivel político en 2006, pero su ingreso no ha logrado concretarse hasta el momento porque no fue ratificado por el Congreso paraguayo, el mismo que decidió destituir a Lugo.
La adhesión de Caracas al bloque fue uno de los temas de discusión en la última cumbre del bloque, realizada en diciembre en Montevideo, donde se decidió crear un grupo de diálogo para crear las condiciones para nuevas incorporaciones. La capital uruguaya contó incluso con la presencia del mandatario venezolano Hugo Chávez, en su primer viaje oficial desde que le diagnosticaran un cáncer, quien aprovechó para fustigar al “pequeño grupo de gente” que aseguró impide el ingreso de su país al Mercosur como miembro pleno.
Por el momento se desconoce si Chávez viajará esta semana a Mendoza o será representado por su canciller, Nicolás Maduro. La anfitriona, Cristina Fernández de Kirchner, agasajará el jueves por la noche a sus homólogos de Brasil, Dilma Rousseff; Uruguay, José Mujica; Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Rafael Correa, y Chile, Sebastián Piñera, con una cena en la Bodega Escorihuela.
El mandatario peruano, Ollanta Humala, confirmó que estará este viernes en Mendoza para el encuentro de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que se realizará en la ciudad argentina para aprovechar la presencia de los presidentes y para debatir la crisis en Paraguay.
La lista de invitados podría ampliarse ante la atención concitada por el caso paraguayo, aunque el propio Lugo, que en principio dijo que viajaría a Mendoza, desistió finalmente para “no influenciar” la decisión del bloque. El ex mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva también podría sumarse al grupo. Estaba previsto que fuera nombrado ciudadano ilustre del Mercosur en esta cumbre, que mantiene aún agenda abierta a la espera del desarrollo de la crisis paraguaya.
Atrás en la agenda quedaron los temas comerciales, como las diferencias por las trabas a las importaciones impuestas por Buenos Aires y las medidas en represalia adoptadas por Brasilia, así como la polémica por las distintas visiones dentro del bloque en torno a la propuesta de los dos socios más grandes (Argentina y Brasil) de aumentar el Arancel Externo Común (AEC) en unas 400 posiciones al máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC), del 35 por ciento.
Al final de la Cumbre Argentina hará el traspaso oficial de la presidencia pro témpore del Mercosur a Brasil, que asumirá la conducción del bloque probablemente en uno de sus momentos de mayor tensión política.