Dennis Rodríguez P.
Corresponsal en Bogotá
Me lleva a su baño privado. El Presidente baja la tapa del inodoro y me pide ‘siéntese aquí’. Se inclina y coloca su rodilla derecha en el piso y la izquierda flexionada. Y me mira detenidamente. Yo necesito que usted haga patria. Yo quiero ser reelegido nuevamente. Mija querida, ayúdeme. Si usted me ayuda, yo le ayudo (…)”.
Son los recuerdos de la ex congresista Yidis Medina. Se recogen en uno de los pasajes del libro presentado recientemente con el cual ella, con la colaboración del periodista Alejandro Villegas, enciende el ventilador y apunta directamente al ex mandatario colombiano, Álvaro Uribe Vélez, y a otros miembros del entorno de este.
En ‘Yidis Medina confieso. De rodillas en el baño presidencial’, de 151 páginas y 13 capítulos, la ex legisladora -ahora recluida en la cárcel del Buen Pastor- narra en primera persona su verdad.
Una verdad incómoda, una relación cruda de la forma en que, dice ella, se cocinó en el baño de la Casa de Nariño la reelección del padre de la política de seguridad democrática.
El episodio ha derivado en uno más de los escándalos de la era del uribismo, que aquí se ha bautizado como la ‘Yidispolítica’ porque implicó la compra de votos en el Congreso a cambio de prebendas.
La enmienda que favoreció un segundo mandato del ex gobernante se aprobó con 18 votos a favor y 17 en contra y el de Medina fue decisivo para dar paso a la reforma.
“Mija, ayúdeme, mire que su voto es decisivo y es importante. Le voy a decir a Alberto Velásquez (entonces secretario general de la Presidencia) que le quite los cargos a (Horacio) Serpa y se los dé a usted”. Es otro de los recuerdos de la legisladora nacida en Barrancabermeja, Santander, una de las localidades colombianas más golpeadas por la violencia, y que hacen referencia a las promesas que, sostiene ella, le hizo el entonces Mandatario a cambio del voto que inclinó la balanza a favor del proyecto político del uribismo de permanecer cuatro años más en el poder.
La oferta incluía la entrega de cargos públicos para allegados a Medina, así como de una notaría.
Por este caso, Sabas Pretelt de la Vega, ministro del Interior y Justicia durante la primera administración de Álvaro Uribe, fue sancionado por la Procuraduría General, que lo inhabilitó para ejercer cargos públicos durante 12 años y que por esa causa debió renunciar a la Embajada de Colombia en Roma.
El ex funcionario fue hallado culpable de formular ofrecimientos a Yidis Medina y a Teodolindo Avendaño, otro ex congresista que fue sobornado, para que votaran a favor de la reelección.
Precisamente, los siguientes capítulos recrean primero los halagos que recibe la congresista que cayó en las redes del poder. Y, luego, las exigencias y súplicas para que se cumplan los ofrecimientos que se hicieron para torcer la voluntad de una mujer que, lo reconoce, nació para la vida política, aunque desconocía en qué se había metido y “no sabía cómo se comía el Congreso de la República”.
Y en su libro, Medina recuerda también los duros comentarios que el actual congresista Telésforo Pedraza endilgara en ese entonces al antecesor de Juan Manuel Santos.
“Eso no hay que votarlo, eso es arbitrario, eso no lo podemos hacer. Uribe es un corrupto y a él lo pusieron los paramilitares. (El ex presidente) Andrés Pastrana me dice que, por favor, le diga a usted que no vaya a cometer ese error”.
Telésforo Pedraza, miembro del Partido Conservador, se pasó a las filas del uribismo, antes de volver a su tienda política.
El libro, que tiene la clara intención de sacar los cueros al sol de uno de los capítulos oscuros del uribismo, pudiera hacer que alguno de los personajes mencionados en sus páginas sean sentenciados o llamados a comparecer ante la Justicia. “Es un sainete del poder y de la política en Colombia”, resume Villegas.